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La oferta cinematográfica que nos ofrece Madrid es amplísima. Desde las películas más clásicas a las últimas novedades. Dobladas al castellano o en versión original, en la gran pantalla madrileña puedes disfrutar de los mejores directores y los actores y actrices más premiados.
¡A qué esperas para seguir nuestras recomendaciones!

Gomorra. La mafia en estado puro

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El director italiano Matteo Garrone ha llevado al cine la novela del mismo nombre que en 2006 publicó Roberto Saviano (Nápoles, 1979) y que le ha costado al escritor tener que vivir en la clandestinidad, viajar en vehículo blindado e ir acompañado a todas partes de tres guardaespaldas -«i ragazzi» como él los llama-. Todo por la amenaza que le lanzó la camorra nopolitana al haber desvelado un importante número de sus prácticas en el best-seller «Gomorra». Aunque, como cuenta Saveriano, la Camorra no estaba molesta por lo que en el libro se decía, si no por el éxito de público que suscitó y la revelación a un importante número de italianos de las «praxis» camorrista en el «meridione» del país.

El autor de «Gomorra» desvela que estuvo investigando durante cinco años para escribir posteriormente el libro, lo que le llevó un año completo. Durante esos cinco años se adentró en distintos clanes napolitanos, arriesgando y superando situaciones que hoy le han hecho perder el miedo a todo. Manifiesta Saviano que un libro así sólo puede ser escrito por alguien que haya nacido en Campania, región donde se ubica Nápoles. Para un forastero de esta región entender los entramados de las organizaciones mafiosas puede llevarle décadas y no alcanzar una clara comprensión.

Esto mismo sucede en algunos momentos de la película «Gomorra». Hay ciertos aspectos que un espectador europeo no puede comprender porque desconce el funcionamiento desde su base. El resto de europeos sabe de su existencia, pero no vive el día a día como los ciudadanos de las regiones del sur de Italia.

La película nos cuenta cinco historias todas ellas relacionas con la mafia napolitana. Cada una de estas historias nos da una perspectiva distinta de las organizaciones mafiosas, sus clanes, sus dirigentes y sus formas de actuar. Los personajes tienen distintas posturas ante las organizaciones. Marco y Ciro, dos jóvenes amigos, aspiran a ser los «capos» del clan de su zona, pero ese puesto está ocupado y no va a ser fácil acceder a él. Totó es un adolescente que se ve abocado a colaborar con la organización porque por edad y por situación es lo que toca. El personaje de Totó nos acerca a las pruebas de acceso para colaborar con la camorra. Franco y Roberto son un empresario dedicado al tratamiento de residuos tóxicos y su joven ayudante que tiene dificultades para encontrar trabajo y acepta la oportunidad de trabajar para la empesa de Franco. Franco y Roberto nos enseñan la relación de mafia con las empresas de determinados sectores y su control sobre determinadas áreas de negocio de Campania. Pasquale que trabaja para un empresario de la moda y que arriesga su vida aceptando un trabajo que proviene fuera del clan. Y Don Ciro que realiza el difícil trabajo de tener que pagar un sueldo a los familiares de los miembros que están en prisión.

A través de las cinco historias llegamos a conclusiones directas y claras sobre el conjunto de la camorra y del sufrimiento que ello comporta en gran parte de la población del sur de Italia.

Película dura, que no se permite ni una sola concesión, y que trata el asunto como es, de una forma dramática. Puede ser un buen ejercicio ir a verla al cine para recapacitar sobre otras realidades que están en nuestro mismo continente, a pocas horas de avión. 

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Camino: ¿Felicidad ante las adversidades o fanatismo religioso?

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¿Quién no ha oído hablar de la película Camino?

Sólo por lo que se ha hablado de ella debes sentir la curiosidad de ir a verla, para poder opinar y debatir sobre lo que se cuenta y cómo se cuenta.

Javier Fesser, inspirándose en un hecho real, nos acerca al mundo de una joven, Camino, que vive en un entorno familiar y social creado a partir de las creencias religiosas de su familia. Ellos son felices con su forma de vida. Por eso, ¿quiénes somos nosotros para juzgar la forma de conseguir la felicidad de los demás? (siempre que la felicidad no conlleve un perjuicio a los demás, lógicamente).

Es cierto que los extremos son malos y quizá ese sea uno de los mensajes que Fesser nos quiere lanzar describiendo la vida cotidiana de Camino y su familia, seguidores del Opus Dei, pero ¿no debemos calificar también de extremo el comportamiento de los que se rasgan las vestiduras porque consideran inaceptable el comportamiento de esa familia?

La película ha generado una enorme polémica por el entorno religioso del que se habla. Se ha querido transmitir que el director le ha dado un sentido de crítica a las actitudes del Opus Dei reflejadas en el largometraje. Quizá debemos dar una vuelta de tuerca más y tratar de ver en la pantalla no una crítica a una institución, sino la forma de vida de quienes lo siguen y buscar el respeto hacia quienes optan por ello.

No pertenezco al Opus Dei, sólo trato de buscar la objetividad en este película.

 

Id al cine preparados para ver una película dura (los kleenex para los más sensibles no estarán de sobra). Se nota que Fesser se ha desvivido haciendo la película y, aparte polémicas, se nota que está muy trabajada técnicamente y que mantiene el personal «toque Fesser» durante las más de dos horas de duración y, especialmente, en los efectos especiales muy bien traídos en las secuencias apropiadas.

Del reparto de actores destacar a Carme Elías en el papel de madre resignada, que sufre como cualquier madre en su lugar, sin sobreactuar y llena de naturalidad. Y como no hablar de la actriz revelación, Nerea Camacho, que interpreta a Camino. No sólo su juventud nos deslumbra, también su magnífica interpretación, que nos permite profundizar en el personaje desde la inocencia de esta adolescente.

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