La oferta cinematográfica que nos ofrece Madrid es amplísima. Desde las películas más clásicas a las últimas novedades. Dobladas al castellano o en versión original, en la gran pantalla madrileña puedes disfrutar de los mejores directores y los actores y actrices más premiados.
¡A qué esperas para seguir nuestras recomendaciones!
Miguel Albaladejo lleva a la gran pantalla una insólita historia con una base argumental cómica, pero con un trasfondo trágico basado en la que podría ser una historia cualquiera de una crónica particular de sucesos. Adriana Ozores y Petra Martínez acumulan sufrimiento en esta historia.
La picaresca española va unida a la cultura del país desde mucho antes de que el hoy llamado Reino de España fuera tal. Personajes como El Lazarillo de Tormes o Rinconete y Cortadillo han pasado a los anales de la historia de la literatura española por narrar las aventuras y desventuras de unos personajes que quieren vivir a costa de los demás sin trabajar. Pero la picaresca no sólo está en esa virtud de sobrevivir sin dar un palo al agua. También es fácilmente reconocible en las acciones de quienes quieren eludir un paso obligado por la ley utilizando, a veces, una alternativa legal, del todo ilegítima para conseguir su fin.Esto es lo que el director Miguel Albaladejo ha querido plasmar en su última película Nacidas para sufrir.
Quise dar un voto de confianza a Susan Sarandon, pero con esta mujer no se puede. Menos aún si el compañero de viaje es Pierce Brosnan. Lo sé. Tenía todos los condicionantes para que la película fuera un dramón, pero insisto, hay que dar una oportunidad a todo el mundo.
Cuando leí la sinopsis a nivel usuario (es decir, periódico – cartelera – sinopsis) pude atisbar una leve posibilidad de respiro al desaliento. La historia: una pareja acaba de perder a su hijo postadolescente en un accidente de tráfico. Un día se presenta en su casa una joven diciendo que el finado le puso Sigue leyendo →
El estreno de la última película de Sigfrid Monleón, El Cónsul de Sodoma, es el reflejo de los rasgos generales que marcaron la vida del poeta Jaime Gil de Biedma. Nacido en una familia de la burguesía castellana, Gil de Biedma se dividió entre la forma de vida que le tocó en suerte por la familia a la que pertenecía y la consecución de hechos dramáticos a los que daba escape a través de su indefinida homosexualidad. Su pertenencia al grupo de intelectuales conocido comola gauche divine le permitió rodearse de personajes como Carlos Barral, Juan Marsé o la fotógrafa Colita.
Traspasar cualquier biografía a la pantalla grande supone la asunción de un claro riesgo por parte del director. Si además la vida íntima del personaje en cuestión ha ido más allá de un quítame de ahí esas pajas (sin querer hacer alusión a ninguna escena de la película), el precipicio se puede hacer aún más profundo para quien pone en marcha el motor de esa idea cinematográfica.
El poeta Jaime Gil de Biedma no dejó indiferentes a sus lectores contemporáneos ni tampoco a los que hoy se acercan por primera vez a su poesía. A través de las letras, el autor, plasmaba sus vivencias. Todo un riesgo para un personaje que se aprovechó, Sigue leyendo →
La película narra la historia de amor vivida en común por tres jóvenes que comparten ilusiones, gustos profesionales y cama. Basada en una novela de Almudena Grandes, el director Salvador García Ruiz ha llevado esta obra de la literatura a la gran pantalla en un guión adaptado por Enrique Urbizu.
El ménage à trois no es algo en nuestra mentalidad. El término francófono comenzó a proliferar entre los españolitos en plena transición a la democracia. En ese momento es donde Salvador García Ruiz, director de la película, sitúa la trama. Los años ochentas, cargados de innovación, mundos desconocidos y muchas cosas por hacer son el telón de fondo de esta historia que nos habla de la liberación sexual de los jóvenes de la época y del clásico enamoramiento de dos chicos por una misma compañera.
La película cuenta con una fuerte carga sexual con escenas que muestran a las protagonistas en plena Sigue leyendo →
Esta película independiente no tiene nada que envidiar a los filmes que entran dentro del circuito comercial. El esfuerzo de su director, Pablo Palázón, y del equipo que ha participado en la película, la ha llevado a la pantalla grande para «probar» la reacción del público, tras haber ganado diversos premios en festivales cinematográficos antes de su estreno. A partir de ahí el éxito puede acompañar a Shevernatze. Una epopeya marcha atrás.
El ingenio y las ideas originales necesitan no sólo de inspiración, sino también de mucho empeño para poder ser plasmados en un formato que pueda llegar al gran público. Afortunadamente, esa originalidad parece que aumenta con el paso de los años y garantiza la innovación para el futuro. Esto es lo que demuestra Pablo Palazón con su primer largometraje Shevernatze. Una epopeya marcha atrás.
Jonás (Jesús Noguero) es un conductor de autoescuela abandonado por su novia (Melanie Olivares), apasionado por el aeromodelismo y amargado por su jefe decide llevar a cabo una hazaña de la que no sabe como saldrá: conducir su coche desde Madrid hasta Ávila marcha Sigue leyendo →
1. Dícese del chico que queda constantemente en rídiculo porque cree tener una relación sentimental con alguien que sólo le considera su amigo.
2. Dícese del chico que se enamora de una chica que lo ve como un amigo y que en vez de enrollarse con ella se tiene que contentar con pagarle las fantas.
El último film de Borja Cobeaga trata sin piedad a un pobre chaval (Chema) enamorado de una argentina (Claudia) que se cruza en su vida y le hace perder el sentido. Él es feliz por estar al lado de ella y ella es feliz por estar al lado de él. El problema es que la perspectiva de la relación es distinta para cada uno de ellos: Chema es un pagafantas.
Las relaciones personales son casi tan complejas y variadas como personas hay sobre la Tierra. Pero hay un grupo que está claramente identificado y que se caracteriza por dejarse humillar hasta límites insospechados con tal de estar al lado de alguien, de quien está enamorado, que nunca le corresponderá, pero por quien no pierde la esperanza. Ese chico es Chema en Pagafantas.
La historia comienza cuando Chema termina su relación con su novia de toda la vida (Bárbara Santa-Cruz) y quiere arrasar en la noche de Bilbao, donde se desarrolla la película, pero sin saber que se encuentra en un desierto absoluto para escarceos amorosos porque según su el propio director de la película, Borja Cobeaga, «Euskadi es el Polo Norte sexual de occidente«.
La película cuenta con un reparto de excepcional entre los que se encuentran Kiti Manver en el papel de la madre de Chema, Oscar Ladoire que es el pagafantas de la madre de Chema y la reconocida María Asquerino que interpreta a la señora Begoña, a quien cuida la madre de Chema y que observa todo lo que ocurre en esa casa sin articular palabra. María Asquerino ha anunciado su retirada artística tras el estreno de la película. Por supuesto, destaca el trabajo de Gorka Otxoa en el papel de Chema, conocido por sus intervenciones en programas de televisión como Vaya semanita, Saturday Night Live o Cuestión de sexo y de Sabrina Garciarena (Claudia) que ha trabajado en Rebelde Way y Cuestión de sexo.
Chema y Claudia pasan su primera noche juntos como amigos
La identificación del espectador con muchas de las situaciones que Cobeaga cuenta a través del película hace que quien ve la película se sienta reflejado en la pantalla como si fuera una espejo, lo que provoca risas incontenidas en las salas. Largometraje muy recomendable. Con un sentido del humor inteligente, divertido, sin caer en los simplismos absurdos para forzar la risa del espectador.
Llegar hasta la fase final de un concurso de los que actualmente emite la televisión, no sólo la española, sino la mundial -volvemos a la globalización- es cuestión harto difícil.
El protagonista de Slumdog Millionaire, Jamal – intepretado por el actor Dev Patel- lo consigue. Llega hasta la última pregunta del ¿Quiere ser millonario? hindú. Pero ser sabio en la India está penalizado. Las autoridades no entienden como Jamal, un joven de los suburbios, pueden saber las 20 respuestas a las difíciles preguntas planteadas. Lo que desconocen es que Jamal ha aprendido todas y cada una de esas respuestas con vivencias personales, muy duras algunas de ellas, que le han hecho fuerte y, a la vez, sabio.
Un recorrido por los últimos años de la India que refleja la evolución y los avances vividos por ese país. La dureza de intentar sobrevivir cada día, se entremezcla con los sentimientos enraizados de amistad y amor que los personajes del film transmiten. La lucha por evitar al enemigo, que se encuentra por todas partes, es otro de los puntales de este film.
La película tiene un formato innovador, que no deja indiferente al espectador, y que le conciencia sobre lo que pasa en oriente, sobre aquella forma de vida y sufrimiento, en contraste con el bienestar europeo.
Con una excelente fotografía -no en vano ha conseguido el óscar en esa categoría- la película adquiere un ritmo trepidante, de rapidez vertiginosa, conseguido por la varita de su director Danny Boyle, que ya cosechó grandes éxitos, entre otras, con Trainspotting. El baile que se marcan los protagonistas durante los títulos de crédito finales es una seña de identidad de Boyle.
10 nominaciones a los óscars de Hollywood avalan a esta cinta con una idea original, aunque en realidad es un guión adaptado del libro hindú de Vikas Swarup, ¿Quiere ser millonario? Ha ganado la estatuilla a la mejor película, al mejor director y a la mejor banda sonora, entre otras.
Es llamativo como las buenas películas muchas veces se pueden reconocer tan solo por el título que llevan o por el cartel que las anuncia. Eso es lo que le sucede a El curioso caso de Benjamin Button. Una película que narra la particularidad de la vida de Benjamin Button -no desvelaremos porqué su caso es curioso- que a pesar de ser distinta a la del resto, los sentimiento siempre permanecen, afloran y aportan humanidad a los personajes, especialmente a Benjamin cuya vida parece sacada de un cuento.
Precisamente eso es lo que David Fincher, su director, quiso evitar: contar un cuento. El film, basado en una novela escrita en los años 20 por Francis Scott Fitzgerald, transmite la resignación de un hombre que es distinto a los demás, que a pesar de creerse normal, nadie le ve como un ser corriente y la sociedad castiga a quien destaca por ser diferente.
Benjamin Button opta por ser una buena persona en contra de las circunstancias adversas que le han tocado vivir. Y justo en la mitad de su existencia, cuando alcanza la normalidad y se iguala al resto de los mortales, la vida le recompensa con el mejor regalo. Porque la vida, la sociedad, el estar en el mundo favorece sólo a quien sigue sus directrices, a quien no se sale del camino, aunque no haya sido elección suya ir por otro sendero. Cuando Benjamin alcanza la cotidianeidad y se adapta el ritmo que le toca y al del momento en que vive, encuentra la recompensa. Quizá porque en ese momento entra en la rueda en la que todos estamos metidos.
La interpretación contribuye mucho al buen hacer de la película. He de reconocer que Brad Pitt nunca estuvo entre mis favoritos, pero con la interpretación en su penúltima película estrenada en España, Quemar después de leer de los hermanos Coen donde intrepreta magistralmente a un joven obsesivo, y su papel como Benjamin Button, reconozco que he de incluirle en lo más alto del escalafón de los grandes actores. Los distintos registros que Pitt sabe interpretar dependiendo del papel que interprete en cada película no son ejecutables por un actor cualquiera. Cate Blanchett transmite la locura de la juventud y la ternura y comprensión de la mujer madura en el recorrido de la vida de Daisy en esta película. Magnífica actriz.
Muy merecidas son sus 13 nominaciones a los óscars de Hollywood 2009. En la gala celebrada el 22 de febrero, sólo consiguió los óscars al mejor maquillaje y a los mejores efectos especiales, lo que no desacredita al film. Es una buena película.
Una fábula de amor, de entrega a los demás, de comprensión inigualable, de ayuda constante el prójimo, sin villanos que hagan daño, todo es extraordinario, todo entra dentro de la normalidad con la que Benjamin Button vive su vida.
Ir al cine a ver una comedia española en los últimos años supone salir de la sala con un buen sabor boca y un sonrisa en los labios. Pero a veces damos en hueso. En Dieta Mediterránea no se sale satisfecho del cine. A pesar de contarnos un historia que transcurre entre fogones, platos bien preparados y postres con excelente presentación a los sabores les falta sal, condimentos y ligazón entre ellos.
La película trata dos temas: la carrera fulgurante como cocinera de Sofia (Olivia Molina) y su vida sentimental con los dos hombres que la marcan para siempre, Toni (Paco León), su marido, y Frank (Alfonso Bassave), el tercero en discordia. De estas dos tramas que conviven en Dieta Mediterránea, la de la mujer luchadora, que busca triunfar en la profesión que ama, en este caso la cocina, puede mantener embaucado al espectador. Pero la historia sentimental de Sofía, por anodina, no hace más que quitarle realismo al film y decepcionar al publico.
El director de la película, Joaquín Oristrell, llevaba años queriendo llevar a la gran pantalla un guión basado en el éxito mundial que en los últimos años ha tenido la cocina española, con grandes representantes como Ferrán Adriá, creador del imperio empresarial elBulli, conocido casi universalmente por el buen hacer en su cocina.
Oristrell se ha esforzado por no darle un mero sentido gastrónomico a su creación cinematográfica y ha introducido el toque sentimental que no puede faltar en toda gran película. Pero en Dieta Mediterránea la historia de amor está deslavazada -término muy gastronómico-, insulsa, sin sustancia y, sobre todo, es difícil de creer.
En cuanto al elenco principal de actores, descatar los papeles masculinos y muy especialmente el trabajo de Paco León que salva parte de la película con sus intervenciones -las dos o tres carcajadas que se sueltan durante la proyección son gracias a Paco. Bassave es un actor correcto en este largometraje, obligado por circunstancias del guión a tener que mostrar varios desnudos gratuitos. Y a Olivia Molina le faltan tablas que podrá ir consiguiendo con otros trabajos y así meterá al espectador en la historia y la hará creíble. Recuerda a su madre, Ángela Molina, en alguna escena, aunque no tiene ese toque de ingenuidad y espontaneidad que la Molina ha transmitido siempre en su filmografía.
Los títulos de créditos dedicados a los promotores públicos de esta película -en su mayoría catalanes- sorprenden por la originalidad en su presentación al inicio de la película, pero resulta excesivo ese patrocinio en la escena en la que aparece un gran postre formado por una montaña de nata adornada con frutas variadas salteadas con banderitas catalanas… nuevamente cuesta creérselo.
¿Sería posible que en la sociedad actual alemana se instaurase nuevamente el nazismo? Esa es la pregunta que el director alemán Dennis Gansel plantea a los espectadores a través de su última película «Die Welle» (La ola).
La película narra como se desarrolla un seminario sobre la autocracia en un instituto alemán de nuestros días. El profesor, encarnado por Jürgen Vogel, trata de transmitir a sus alumnos, en tan solo una semana, los comportamiento de los regímenes totalitarios mediante hechos como exigir un tratamiento respetuoso ante el líder del grupo, que por elección de la clase será el propio profesor, uniformar el vestuario de los asistentes o unificar el saludo en las reuniones del grupo.
El experimento emociona a la gran mayoría de los alumnos -otros se alarman ante las actitudes de sus compañeros- que siente que son importantes y necesarios para la tendencia renovada que están formando. El profesor consigue el protagonismo que busca todo aquel que quiere ser el centro de atención y su ego se ve ensalzado al ser el líder respetado y admirado ya no por sus alumnos, si no por los miembros de ese nuevo movimiento político-social.
Con lo que no contaba el profesor es con que la situación se le puediera escapar de las manos y que llegara a tener consecuencias dramáticas, impensables al comienzo del seminario.
Gansel desarrolló la idea para su película a partir del experimento realizado en un instituto de California en los años 60 por un profesor del centro, William Ron Jones, que trató de imponer normas de extrema disciplina y exigencia que conmovieron a quienes tuvieron conocimiento del hecho.
El film, por realista, consigue sorprender al espectador en cada escena y le mantiene expectante, ávido por saber la influencia que el movimiento «La ola» pueda llegar a tener tanto en el entorno académico en el que ha nacido como en la sociedad que lo rodea.
Recomendable acudir al cine a ver la película para que seamos conscientes, una vez más, de lo maleables que pueden llegar a ser los grupos de personas.