
Foto: Mónica Martínez
Papá, te has ido, pero aún te sigo notando conmigo, aquí al lado. Mucho más cerca todavía porque ahora estás siempre junto a mí. Te percibo en todas partes y sé que lo haces porque no nos quieres dejar solos.
Papá, te has ido, pero no te siento tan lejos. Siempre has estado muy unido a nosotros, muy preocupado por nosotros y muy atento a que no nos pasara nada a ninguno de nosotros. Éramos tu gran preocupación.
Papá, te has ido y no has dejado a mamá sola. Ella te siente muy cerca. Fueron muchos los huecos que llenaste en su vida y en las nuestras. Ahora tu entrañable recuerdo nos hace fuertes.
Papá, te has ido y nos seguimos riendo con tus ocurrencias, con las historias divertidas que, literales o algo exageradas, nos contabas y que tanta gracia nos hacían. Tu buen corazón y tu sentido del humor son la mejor herencia que hemos recibido de ti.
Papá, te has ido sin hacer ruido, silencioso y tranquilo, como siempre fuiste. Tu comportamiento ejemplar fue reconocido por quienes te atendieron hasta el último momento y por todos aquellos que en estos días han estado cerca de nosotros y nos han mostrado el tremendo afecto que tienen hacia nuestra familia. Nunca encontraremos la manera de agradecerles a todos que nos estén acompañando.
Papá, te has ido y a pesar de la separación te seguiremos queriendo con toda nuestra alma. Gracias por haber sido como eras, gracias por tus esfuerzos para sacarnos adelante, gracias por tu compresión en todo momento. Papá, siempre estarás en nuestro corazón. Te quiero mucho, papá.