Efecto Madrid cierra esta semana destacando que los inspectores de Hacienda se han rebelado. Todo ha empezado porque los vigilantes del fisco han denunciado las presiones que están recibiendo, por parte del gobierno, para que sean más estrictos en las revisiones del pago de impuestos y logren recaudar un 15 por ciento más en sanciones para este año. Ese 15 por ciento se traduce en 4.000 millones de euros que el Estado ingresaría a costa de los obligados tributarios. Los inspectores: esa figura tan temida y odiada por los españoles parece que se reconcilia con la ciudadanía. Aunque en realidad lo que están haciendo es reivindicar que sus ingresos personales no se vean perjudicados por esta exigencia recaudatoria del gobierno, ya que si no alcanzan los objetivos marcados por el fisco, su paga por productividad sería menos contundente. Lo que queda claro de todo esto es que por una vez, y quizás sea la única, un movimiento de un inspector de hacienda puede favorecer a los contribuyentes.
Y también esta semana, le ha salido un rival a la cantante Martirio por el tema de las peinetas. No parece del todo correcto que un expresidente del gobierno vuelva a las portadas de los periódicos por poner en su mano un gesto más propio del pueblo llano que de las altas esferas políticas. Pero, al final, ese ramalazo arrabalero nos puede salir a cualquiera cuando nos tocan la moral. Aunque se puede pensar que cuando sale de forma tan instintiva es porque se está acostumbrado a hacerlo. Llegados a este punto yo reflexiono y me hago una pregunta, ¿en qué otras situaciones sacará a pasear la peineta el que fuera habitante de La Moncloa? Uf… ¡mejor no pensarlo!
Efecto Madrid 