Cuando tuve noticia de que esta obra de teatro se iba a traer a las tablas del Bellas Artes de Madrid no me dejó de sorprender la pareja protagonista formada por la grandísima Charo López y el inimitable, y no menos grande, Javier Gurruchaga. Confesaré que me esperaba cualquier cosa aunque me confiaba en que estos actores no aceptaran cualquier texto, pero siempre teniendo en cuenta que en tiempos de crisis nada es como era.
Esta función nos presenta dos personajes desequilibrados e histriónicos como podemos ser cualquiera de nosotros en determinadas ocasiones. Lo natural es que a los mortales nos sucedan los hechos que narran de vez en cuando y a ellos, a los protagonistas les pasa de continuo. Su autor, Christopher Durang, ha sabido plasmar momentos que todos vivimos, sentimos y sufrimos que, aplicando media vuelta de tuerca hacia el enrevesamiento casi psiquiátrico, los ha dado vida a través de estos dos personajes, excepcionalmente interpretados, y que llegan a conmover, a divertir y a ser odiados por el público.
Disfruten de esas dos fieras escénicas que saben aprovechar un texto que hace reflexionar sobre la vida misma sin caer en florituras desprovistas de interés.