El absurdo no es uno de esos géneros que, así de entrada, genere fenómenos de masas para acudir al teatro. A pesar de la premisa, esta es lo opción elegida por Sergi López y Jorge Picó para poner en marcha sobre un escenario aquello que se les pasa por la cabeza en tiempos como los que corren. En realidad, este “30/40 Livingstone” no se corresponde únicamente con la primera gracieta que a los dos actores les viene a la mente. López y Picó han querido denunciar los grandes males que acechan, especialmente, a nuestro país en los últimos tiempos. Todo un sin sentido como buena parte de lo que nos regala la actualidad política y social española. Pero no vayan a descartar pasar un magnífico rato con “30/40 Livingstone” porque piensen que otra vez se trata de un montaje que habla sobre las interioridades de la política. ¡Qué va! No se confundan. Todas las referencias claras son rápidas, genialidad de sus autores que hemos de agradecer porque así evitan ahondar sobre lo mismo que ya han contado otros montajes que han aprovechado el tirón del hartazgo que provocan los políticos. Lo verdaderamente fascinante de este montaje es lo que esconde, lo no evidente, lo que hace estrujarse un poco el cerebro para sacar conclusiones. Eso, y la interpretación de estos dos discípulos de Le Coq que muestran esa maestría en la forma de narrar en su estado menos corrompido. Calificación: El gran valor de este montaje está en la forma de transmitir el mensaje que, de primeras, convierte irrelevantes los problemas que nos acechan aunque el trasfondo contiene todo lujo de detalles.