Si no conocen nada de la obra de la catalana Angélica Lidell quizá esta sea una buena oportunidad para saber de qué habla. Ella no protagoniza el montaje, sólo firma la autoría y sin duda no es poco. La polémica está servida en sus obras y aquí no iba a ser menos. “Mi relación con la comida” nace a partir del momento, quizá biográfico, en el que el único personaje protagonista, actriz de profesión, es convocada por un productor para comer en un lujoso restaurante para ver si su obra puede ser llevada a la escena. Mayor ofensa no se le podía hacer a la Lidell.
A partir de aquí surge el conflicto con la sociedad, con el capitalismo, con la globalización y, en general, con la vida del siglo XXI. La posición social es el punto de mira en el que se focaliza este texto, que fue Premio SGAE 2004. La autora muestra su odio hacia la señoronas que frecuentan restaurantes con cartas selectas, desprecia la actitud de las personas de clase social alta y crea reflexiones que se mantienen como un runrún en la mente del espectador. “Los privilegios generan odio. A más privilegios, mayor odio.” Pues es cierto. Pensamiento al aire, conocido por todos, pero que quizá nos lo tenga que poner la Lidell delante de los ojos para darnos cuenta. Y como este, hay otros tanto. También, no se puede negar, hay muchos pensamientos excesivos, al límite de la realidad e incluso alejados de sentir común, pero forma parte de su manera de ser.
Esperanza Pedreño defiende este montaje excelentemente. Un texto muy complicado al que Esperanza da ese punto de soberbia políticamente incorrecto que pilla desprevenido al espectador sin saber por dónde va a salir después de cada frase que pronuncia.
Calificación: Para reflexionar, para seguidores de la Lidell o para aquellos que sepan seleccionar la información y procesar la que más les convenga.
Gracias, un beso