El teatro siempre ha tenido un marcado compromiso social, reivindicativo de derechos y ha apostado en todos los tiempos por denunciar las injusticias de los todopoderosos gobernantes de cada país. Los clásicos de la literatura universal tienen grandes ejemplos de obras que ponen de manifiesto su labor social ejercida, en el caso del teatro, desde los escenarios.
En los tiempos convulsos que vivimos esta implicación del teatro con las necesidades del momento se pone de manifiesto y más cuando el colectivo artístico es uno de los que sufre inequívocamente el yugo de la crisis.
¿Y si nos encerráramos en un búnker para aislarnos de los problemas que nos tocan de lleno y volviéramos a salir dentro de tres años? Quizá no todo ya sería como es ahora. Quizá todo hubiese pasado… o quizá todo hubiese ido a peor. Como experimento humano a prueba de paciencia y resistencia en la convivencia no sería poco. Los personajes que interpretan los actores Miguel Ángel Calvo y Alicia Martín conforman un matrimonio bien avenido que deciden encerrarse bajo tierra con víveres suficientes para estar aislados durante 1.095 días… que no es poco. Su único contacto con el exterior es la radio. Y a partir de ahí surge la trama de convivencia entre estos dos seres que sacan a flote su imaginación para el tiempo libre y sus ganas de acabar con todo lo que sucede arriba.
Los dos protagonistas nos permiten viajar del norte al sur actoral, del drama a la comedia –la obra tiene grandes momentos cómicos; la vis cómica de Calvo y Martín es digna de conocerse- y llevan a la reflexión al espectador. Cumplen así con uno de los principales compromisos sociales que tiene el teatro. Ese teatro que se intuye que quiere hacerse desaparecer.
Actores: Miguel Ángel Calvo y Alicia Martín
Dirección: Pablo Paz
SALA EL MONTACARGAS hasta el 15 de junio