Rendirse no sólo expresa la acción de abandonar una situación que por difícil puede llegar a superarnos. A veces, la rendición es el sinónimo de la consecución de un logro, la superación de una barrera humana interna, enquistada por la labor ético-moral que ejerce la sociedad sobre nosotros ciudadanos. Rendirse es superación y ganas por conseguir más, por disfrutar más.
Así lo pone de manifiesto la actriz Isabelle Stoffel en esta versión teatral que ella misma ha adaptado a partir del relato de Toni Bentley y bajo la dirección de Sigfrid Monleón. ‘La rendición’ es un texto rompedor y demoledor para los practicantes de la doble moral. Ernesto Caballero, actual director del Centro Dramático Nacional, ha apostado por él y ha decidido subirlo a las tablas de la sala de la Princesa en el Teatro María Guerrero. El personaje protagonista de “La rendición” no tiene tapujos pero la naturalidad al expresar sus sentimientos más internos, siempre elegantemente, es lo que más sorprende al espectador.