Un año más por Navidades CERMAR Producciones acercó a los espectadores de Madrid un espectáculo dirigido a todos los miembros de la familia. En esta ocasión, el Teatro Fígaro-Adolfo Marsillach acogió este montaje en los albores del comienzo de las celebraciones del Año Internacional de la Astronomía declarado así por la UNESCO al año 2009 en conmemoración del IV Centenario del avistamiento por primera vez del firmamento desde un telescopio por Galileo Galilei.
Casiopea, Reina del Firmamento narra, en una versión musical, las luchas encomendadas a Perseo -representado por el actor Ángel Cercós que sorprende por su buena intrepretación musical- por su padre Júpiter -Antonio Mayans- para liberar al mundo de las maldades de Plutón -al que da vida Carlos Fernández-. Todo esto mezclado con las canciones con las que los personajes explican las aventuras y desventuras que vivían los dioses mitológicos, conducido por la narración de Casiopea -cándida como narradora y malvada en el papel de reina, interpretada por Montse Martínez que transmite al espectador como disfruta con su trabajo- quien además sirve de enlace entre los personajes mitológicos y los asteroides que adoptaron sus nombres.
Perseo -Ángel Cercós- y las musas del canto -Tessa Bodí- y de la danza
Entre el elenco de actores además destacó la presencia de la participante de Operación Triunfo, Tessa Bodí, encarnando el papel de Musa del Canto. No pasó tampoco desapercibida la voz de la cantante Luz Martínez Bolaño que en el papel de Andrómeda, hija de Casiopea, hace mantener al espectador embelesado con su excelente interpretación de las canciones de este musical.
Montse Martínez en el papel de Casiopea
Hay que hacer una mención al vestuario del montaje que destaca por su colorido y su sencillez que ambienta a la perfección al espectador en la mitología y en el conocimiento del entorno de los dioses griegos. La escenografía, por su parte, ayuda a los espectadores más jóvenes a saber más sobre las constelaciones que llenan nuestro firmamento.
Los Campos Elíseos con la plaza de la Concordia al fondo
La ciudad de la luz se ilumina especialmente en las fechas navideñas por casi todos sus rincones, ya que no sólo la iluminación pública da brillo a la capital francesa también muchos restaurantes, tiendas y casas particulares encienden sus luces para iluminar la Navidad.
Este año los árboles de los Campos Elíseos se han llenado de bombillas, bombillas que además en este 2008 presentan una novedad: luces azules en forma de gota que se deslizan por las ramas. Esta larga avenida parisina se llena por estas fechas de viandantes, turistas y gente comprando regalos de Navidad. Si se baja desde el Arco del Triunfo se pueden contemplar los espectaculares escaparates que presentan algunas tiendas. Destaca la tienda Citroën que sorprende por el inmenso árbol de navidad hinchable que atraviesa literalmente las tres plantas del edificio.
Sin duda, de camino a la plaza de la Concordia, se debe hacer una parada en la plaza Clémenceau para contemplar los adornos de sus habituales fuentes. Grandes bolas plateadas rodeadas de otras rojas más pequeñas que producen un efecto de salida de agua y que están custodiadas al fondo por árboles blancos que parecen nevados -y no sorprendería por el frío que hace estos días en París.
Fuente en Clémenceau-Campos Elíseos
Y antes de llegar a la Concordia, las dos aceras de la gran avenida están llenas de casetas que forman un mercado navideño tradicional donde se venden productos artesanales. Ya en la place de la Concorde podemos contemplar una espectacular noria instalada en la entrada del parque de las Tullerías, iluminada para esta época del año y presidida por dos magníficos árboles de luz.
Noria de Navidad en las Tullerías
La exclusiva Rue Montaigne también ha vestido sus árboles para la Navidad con conos rojos sobre sus copas que adquieren la forma de un abeto de luz entre sus ramas. El color rojo de las bombillas proporciona una tonalidad muy especial a esta calle que acoge las boutiques de grandes marcas como Ines de La Fressange, Chanel, Dior, Nina Ricci, Ungaro o Valentino. Merece la pena pasearse por esta calle aunque sólo sea por saborear el gusto del glamour.
La Torre Eiffel nunca pasa inadvertida en París y menos aún en estos días. Cualquiera podría pensar que su intensa iluminación azul corresponde a la decoración navideña del monumento más emblemático de París. Pero no es así. Si se mira desde el Trocadero de podrá observar que en el primer piso de la Torre sirve de apoyo a las estrellas de la Unión Europea.
La Torre Eiffel más europea que nunca
Así la Torre Eiffel en las últimas semanas representa una gran bandera de Europa para celebrar la presidencia gala de la Unión.
Una cabellera de plumas como representación de la civilización americana
Pero una visita a París nos debe permitir sacar un hueco para aprovechar y empaparse de la extensa cultura que la ciudad acoge. Una buena elección es visitar el Museo Quai Branly dedicado a las Artes y Civilizaciones primitivas de Oceanía, Asia, Africa y América. A pesar de que el tema pueda parecer de entrada algo pesado, su interior alberga grandes sorpresas -y su exterior, ya que el edificio fue diseñado por Jean Nouvel– que permiten conocer con cierto grado de detalle como vivían los primeros habitantes de estos contintentes o incluso cómo siguen viviendo algunas de sus tribus, cuáles eran sus hábitos de vida o incluso saber cómo se desarrollaban sus rituales mortuorios. La presentación de los elementos de las exposiciones crea un ambiente que en muchos espacios traslada hacia el origen de la civilación en exposición. La entrada cuesta 8,50 euros.
Cartel de On the Town en el Teatro Châtelet
Y para cerrar un día completo en París nada mejor que acudir a ver el musical On the Town que se estrenó el pasado 1o de diciembre por primera vez en Francia en el Teatro Châtelet. Magnífica composición musical de Bernstein sobre la idea original de Robbins y que fue llevada la cine en la película musical del mismo título -traducida al español como Un día en Nueva York– interpretada por Frank Sinatra y Gene Kelly. On the Town cuenta la historia de tres marinos cuyo barco atraca en Nueva York y sólo disponen de un día para conocer la ciudad de sus sueños. Durante ese día vivirán una serie de historias que les transformarán sus vidas para siempre.
Excelente idea la de mantener la obra en inglés y subtitularla para que pueda ser entendida por todo el público, desde luego el musical gana manteniendo el idioma en el que fue compuesto.
Le Loup Blanc
Para terminar el fin de semana y siguiendo la tradición parisina de los últimos años, el domingo hay que comer un brunch, neologismo nacido de la unión de breakfast y lunch» porque en eso consiste el brunch, en la la unión del desayuno y la comida. Los hay de muchos tipos y en muchos restaurantes, pero recomendamos el que se sirve en Le Loup Blanc: zumo de naranja, yogur natural de la casa, macedonia, café, té o chocolate, tostadas de pan del día con mantequilla y mermelada, bollitos y una ensalada a elegir acompañada de huevos en la variedad que más convenga (al plato, escalfados, en tortilla, con queso). Todo ésto por 20 euros.
Merece la pena visitar París en cualquier época, pero en Navidad toma un encanto especial que debe ser disfrutado. Este es un plan para un fin de semana, ¿podría estar mejor aprovechado?
La capital de Reino Unido puede ser visitada en cualquier época del año y siempre aportará algo nuevo que conocer propio de ese momento. En Navidad, Londres proporciona un ambiente de ciudad que disfruta adornando sus edificios e iluminando los oscuros días de invierno con las luces más intensas para recordar que un año más llegó la Navidad.
Londres despliega todos sus adornos navideños sobre edificios institucionales, hoteles y fachadas residenciales, colocando árboles de navidad engalanados en las grandes cornisas y las luces recorren de arriba a abajo las ventanas de los distintos pisos y resplandecen ante la mirada de los visitantes.
Son pocas las calles que de un lado a otro despliegan ornamentos luminosos -quizá debido a la crisis-, pero las que extienden luces de extremo a extremo lo hacen con majestuosidad como corresponde a la capital del Reino Unido. Así, por ejemplo, Regent Street está cubierta de unas enormes estrellas azules que ocupan todo el ancho de la calle y que cobijan a los viandantes y vehículos que trascurren por ella.
La crisis está haciendo estragos en los británicos y especialmente los londinenses están concienciados con el momento de bajón económico -quizá porque en parte se siente responsables- y esto se nota en la calle. Las rebajas en las tiendas ya llegan en estas fechas hasta un 70% de descuento.
Edificio de la City custodiado por dos grandes árboles de Navidad
La City -corazón financiero de Londres- palpita más despacio ante la crisis y no es extraño ver caminar por sus calles a ejecutivos cargados con cajas de cartón que contienen sus efectos personales que hasta ese día le acompañaban en el que era su despacho. Para ellos comienza una nueva vida con más dificultades de las que habían tenido hasta ahora. Ese malestar inquieta al ciudadano común, que en las reuniones con sus amigos no habla de otra cosa que no sea la crisis porque no sabe como atajarla en caso de que le llegue a él una situación parecida a la ya vivida por alguien de su entorno que haya perdido su trabajo o no pueda hacer frente a sus deudas. A pesar de las dificultades, la City se ha vestido de Navidad también este año, instalando enormes árboles con bolas de colores en las entradas de los edificios más emblemáticos.
Una ciudad cosmopolita como Londres ofrece una inmensa variedad de locales donde comer los platos típicos del mundo entero. Hay gran afición en la capital inglesa por los restaurante japoneses. Para dar buena cuenta no se puede dejar de comer en So Restaurant. En pleno Soho, es frecuentado por muchos de los japoneses que residen en Londres. Los sushi y los sashimi son exquisitamente elaborados y presentados sobre cama de arroz y vegetales que permiten degustar el sabor de los pescados bien elaborados.