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Entrevista a Víctor Ullate Roche

VÍCTOR ULLATE ROCHE

«No podría vivir una monotonía, eso me mataría»

Víctor Ullate Roche lleva muchos años haciendo lo que más le gusta: ser actor. Para él, ser actor significa interpretar bien, cantar fenomenal y bailar a razón de sus genes. El musical parece su medio natural. Ha trabajado en Grease, Cats o La bella y la bestia y ahora triunfa dando vida a Robin, caballero del Rey Arturo en Spamalot. Compagina los escenarios con las clases de baile que imparte en la escuela de su madre, Carmen Roche. 

Víctor Ullate ante el cartel de Spamalot

Víctor Ullate ante el cartel de Spamalot

P. ¿Crees que Robin es el personaje de Spamalot que mejor encaja contigo?

R. En realidad, hay varios que encajan. Yo cuando vi la obra en Barcelona me veía en varios personajes, por ejemplo, me veía en el personaje de Patsy. Es un personaje que me hubiera gustado hacer también. Y aparte de Robin hago otro personaje que a su vez hace cinco personajes. Hace Herbert, la Princesa del castillo, el palmao (el muerto), el historiador que va contando la historia… Yo esos personajes los hago una vez a la semana. Esos personajes los alterno.

P. Tú te pareces en algo a Robin y es que a los dos os gustan los musicales, porque tú ya tienes unos cuantos musicales a tus espaldas…

R. Sí, me gustan mucho el musical desde siempre y eso es una cosa que me asemeja mucho con el personaje, que sueña con un musical. Sueña con bailar, con cantar. También hay algo que nos separa, que no tenemos en común y es que Robin no es nada valiente. Él es un cagao, que en cuanto ve cualquier peligro no sabe cómo afrontarlo. Al igual que Robin, siento esa alegría, esas ganas que tenía yo en este momento por salir al escenario. Esta es un poco la sensación que tiene Robin de descubrir que está descubriéndolo todo.

P. Entonces, ¿tú eres un tío valiente?

R. Sí, sí, si no, no me dedicaría a esto. Hay que ser valiente para dedicarse a esta profesión. Te sientes muy observado. Cuando tienes a mil personas mirándote, evidentemente, hay que tener ese plus de valentía para enfrentarte a un público. Cuando ya tienes muy segura la obra, ya estás debajo de la máscara, del personaje. Pero cuando empiezas estás más vulnerable.

P. ¿Cuál es el atractivo de Spamalot?

R. Tiene muchísimos atractivos. Primeramente, que lo dirige Tricicle. Luego, hay un vestuario divertidísimo. Visualmente, la escenografía luce muchísimo. Los actores. Hay un elenco de actores estupendo. La partitura musical va muy acorde con la situación, con lo que es Spamalot. Es un musical redondo, perfecto, para mi gusto y en clave de comedia.

P. Existen críticas que dicen que los musicales son franquicias de los montajes de Broadway o Londres…

R. Evidentemente que son franquicias. Son musicales que se han hecho fuera y que tienes que comprar el producto tal y como es. Tienes un margen de creatividad y de adaptación. Se tiene que adaptar a la ciudad donde se representa. Pero siempre habrá quien piense que es como un McDonald’s.

P. Este Spamalot, ¿sería lo mismo sin Tricicle?

R. No, no sería lo mismo. Tricicle lleva muchos años dedicándose al espectáculo. Yo les tenía muchísima admiración, me encantan. Siempre que los he visto me ha parecido perfecto lo que han hecho. El ritmo de comedia que tienen ellos es maravilloso. No hay gag que les salga mal. Es como cuando una partitura es perfecta. Poder trabajar con gente que tiene tan claro el ritmo de la comedia, realmente, es un lujazo. Y yo creo que han aportado toda su sabiduría a este montaje.

P. ¿Y sin Víctor Ullate sería lo mismo?

R. No, no sería lo mismo (risas). No, el otro chico lo hacía bien, pero… han mejorado (risas y Víctor se ruboriza).

P. En tu favor diré que, además de todo, en este Spamalot demuestras tus grandes dotes en la danza.

R. Cuando la técnica la tienes, evidentemente, si puedes explotarlo, mejor que mejor.

Víctor Ullate posa junto a un cartel con la fotografía de Fernando Gil, compañeros en Spamalot

Víctor Ullate posa junto a un cartel con la fotografía de Fernando Gil, compañeros en Spamalot

P. ¿Y qué es lo que mejor se te da, cantar, bailar o actuar?

R. Yo creo que actuar porque para mí todo es actuación. Yo empleo mi cuerpo para expresar algo. Todo parte de ahí. Si eso no lo tuviera bastante asimilado no podría desarrollarme en otras facetas. Yo empecé bailando, luego derivé más a la interpretación, en cuanto descubrí que la danza era más que una serie de pasos, que había algo detrás que podía contar una historia. Aunque, realmente, yo me defino como actor.

P. Pero la danza la habías mamado…

R. Sí, sí, desde pequeño. ¡Imagínate! La danza ha sido parte de mi vida.

P. ¿Siempre has bailado, desde pequeño?

R. No desde pequeño no. Pero sí recuerdo como mi madre me llevaba a las clases, a los teatros. Yo pasé mi infancia en los teatros. Uno de los juegos que hacíamos mi hermano y yo era pasar por debajo de las butacas mientras mi madre tomaba notas. ¡Nos llamaban Zipi y Zape!

P. Durante tu formación llegaste a conseguir alguna matrícula de honor…

R. En baile. En baile he tenido mucha facilidad. Ha sido muy divertido, para mí no ha sido sacrificado porque fue creciendo esa vocación por el baile. Hay quien dice que lo pasa mal o que lo vive con complejos, frustaciones… yo no. Yo he sido muy feliz bailando y creo que gracias al baile, descubrí todo lo demás. Por eso, cuando me llegó Fama no era el momento porque estaba dirigiendo mi vida hacia otro lugar, pero cuando llegó pensé en hacerlo por la danza. Para cuidar un poco de la danza en televisión, me daba miedo cómo se tratara.

P. ¿Realmente la fama cuesta?

R. La fama en España cuesta muchísimo, muchísimo. En el baile es muy complicado. De hecho, fíjate lo que han luchado mis padres, y a mi madre la tienen reconocida como una maestra exquisita, pero yo creo que podrían apoyarla más. Tiene una compañía magnífica y haciendo las cosas tan bien como las está haciendo, en otro país la tendrían supercuidada esa compañía. Y si no hubiera sido por la tele yo no sería famoso, me conocería la gente que ve teatro, que le gusta el teatro y la gente de la profesión.

P. ¿Y eso te gusta o te produce cierta rabia?

R. La fama hay que saber utilizarla. Es para que conozcan tu trabajo, para conseguir más trabajos. Cuando no tienes fama siempre tienes que estar llamando a la puerta con tu currículum. La televisión lo que hace es mostrar lo que has hecho. La fama es efímera. Ha sido un momento de mi vida que sí, me han reconocido por la calle, me han pedido autógrafos, pero todo eso se acabará el día de mañana. A no ser que vuelva a trabajar en televisión. Mi profesión, el teatro, no es una profesión de proyección absoluta. Tiene una proyección entre comillas.

P. Llevas un ritmo trepidante en tu vida, ¿qué haces para aguantarlo?

R. Yo me dedico a lo que me gusta. Cuantas más cosas tengo que pensar, más activo estoy, más vivo. Me gusta sentirme así. No podría vivir una monotonía, eso me mataría.

P. Has coincidido con tu padre durante unas semanas en la cartelara de Madrid, ¿cómo lo lleváis, ha habido rivalidad?

R. Nooo. Yo encantado. ¡Ojalá funcionara todo y pudiéramos coincidir más!

P. Recomiéndanos un restaurante de Madrid.

R. El restaurante Arabia que es un restaurante árabe donde se come de maravilla y está lleno de palmeras por dentro. Está en la calle Piamonte. Muy recomendable.

Víctor Ullate Roche sale «pitando» para calentar antes de empezar la función de Spamalot. Ratifico, mientras Víctor abandona la cafetería donde hicimos la entrevista, que la familia Ullate es especial. No sólo por el arte que emana de ellos, sino por la corrección y elegancia en el trato humano. Gracias, Víctor, por velar por bienes comunes como son la danza y la interpretación.

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Entrevista a Víctor Ullate y Jacob Hernández

VÍCTOR ULLATE

«La vida es sabia y si las cosas no fluyen será por algo»

El director de la compañía de danza de la Comunidad de Madrid Víctor Ullate Ballet, que acaba de celebrar sus veinte años como formación, recorrerá el país con su último montaje: Beethoven. En su estreno, en el Teatro Compac Gran Vía de Madrid, el patio de butacas en pie ovacionó a Ullate durante varios minutos. Una vida dedicada al ballet con grandes momentos dulces y épocas duras. Muchos triunfos, pocos fracasos. Y una sana obsesión: que España dedique a la danza el lugar que se merece en la cultura. Hace algunas semanas, Ullate presentó ante el Ministerio de Cultura el proyecto global del Ballet Clásico Nacional.

Víctor Ullate

El maestro Víctor Ullate

P. Víctor, ¿el espectáculo Beethoven es un resumen de la obra del autor o Beethoven da para mucho más?

R. Yo he dado todo lo que puedo dar (risas) porque la música es impresionante y me preocupaba no estar a la altura de la música. Cuando las cosas las haces con corazón, con ilusión, como emotividad, las cosas salen. Das lo máximo de ti y a veces tienes la suerte de conseguir tu propósito. El tener años implica más seguridad, saber lo que quieres, lo que no quieres, lo que debes hacer, lo que no debes hacer. No eres tan impulsivo, eres más cerebral, aunque no lo soy (risas), pero piensas más las cosas y sobre todo lo importante es estar bien con uno mismo.

P. ¿La gente que trabaja contigo tiene autonomía? ¿Eduardo Lao tiene autonomía?

R. Perfectamente. Eduardo, aparte de que le quiero mucho, le tengo un gran respeto y una gran admiración. Además tiene una gran autonomía porque es director adjunto de la compañía y lo que él diga también va a misa, no solamente lo que diga yo, sino que lo que diga él para mí es muy importante. Y sobre todo tener a una persona a tu lado que te pueda decir «oye, te estás equivocando» o yo a él, sin ofendernos, sabiendo que es por nuestro bien. Siempre ha estado a mi lado desde bien jovencito. Se sabe mis coreografías mejor que yo.

P. ¿Qué se siente cuando se ve un montaje propio sobre el escenario?

R. En el caso de Beethoven me siento muy halagado de ver que los bailarines dan el cien por cien, que creen, que interpretan, que sienten, que son felices bailando y que el público te halaga. Es algo muy agradable para mí y para los bailarines también.

P. En este momento, ¿es más difícil que los jóvenes bailarines lleguen a triunfar que cuando tú empezabas?

R. Posiblemente. Todo evoluciona. Ahora hay más bailarines, la técnica está más evolucionada, se pide más. Es muy importante la personalidad. Como no tengas una personalidad y te limites a ser un ejecutor, no llegas ni al público ni a un coreógrafo.

P. ¿Te cuesta ser exigente con tus alumnos?

R. Sí, me cuesta porque al principio quería que todos bailasen, quisieran o no. Ahora pienso: «si no trabajan, es que no lo quieren». Siempre está el amor propio del maestro. Si alguien ve a ese alumno y piensa que está estudiando conmigo, lo que quiero es que se note que tiene el sello de la escuela.

P. ¿Los fracasos son más dolorosos cuando se está en la cumbre?

R. Sí, la verdad es que cuando uno empieza, a uno no le conocen y no le exigen. El público no espera de ti. En este caso, el público siempre espera de mí algo más. Tienes que estar en óptimas condiciones físicas y mentales. A veces las ideas te vienen y otras no. Cuando voy a hacer una coreografía a mí me inspira la gente. He estado años sin crear porque los bailarines no me inspiraban. Pero en estos momentos la compañía me inspira.

P. ¿Y qué tal es la relación con tus compañeros, con el resto de grandes bailarines de nuestro país?

R. Como yo, deben estar muy ocupados y entonces nos vemos muy poco. Tengo un gran respeto a Nacho Duato, a José Antonio o María Pagés. A todos los quiero mucho y les deseo lo mejor. Todos estamos en el mismo barco y si no nos ayudamos puede ser patético. Al contrario, me gustaría que hubiese más unión y que todos lucháramos más por esta ilusión que tenemos todos por la danza.

P. Tuviste una adolescencia dura, ¿eso te ha marcado o es algo que ya has olvidado?

R. Todo te marca, claro que sí. Nada es gratis, pero si lo negativo lo haces positivo, eso te sirve. Te sirve para pensar más en los demás, para ponerte en el lugar de los demás, para comprender más a los demás. Yo a los 21 años tuve un accidente terrible y toda mi ilusión se fue al garete. No fue fácil desde que salí de España porque cuando no fue una cosa, fue otra. Pero mereció la pena porque todo ésto lo he sentido después en un escenario. He llorado, he reído y me he vuelto loco en el escenario porque ese momento era mío y lo he disfrutado mucho. Aunque estuviera cansado, salía a dar el todo, a aprovecharlo, a ser feliz.

P. ¿Hubieras preferido que tus hijos fueran abogados o médicos antes que artistas?

R. Nooo. Es un lujo que la vida me ha dado. ¿Tú crees que un abogado es más feliz que un artista? (risas). Es maravilloso ser artista. Además un artista nunca tiene tiempo de aburrirse porque ama tanto el arte que ve arte por todas las partes.

P. ¿Has devuelto ya tu Medalla de Oro a las Bellas Artes?

R. ¿Por? (risas). No, no, no, cuando te ofrecen una medalla así es por algo. Siempre hay injusticias o desacuerdos por parte de otras personas, pero no fue mi caso y lo agradecí muchísimo. Todos los premios que me dan son un regalo, aunque el mejor premio sería que España tuviese muchas compañías y hubiese mucho interés por la danza y que hubiese mucho público de danza, porque a día de hoy, es una minoría. Todavía nos falta mucho. Pero gracias al programa de Fama, los espectadores han podido ver los esfuerzos que hace un bailarín para aprenderse una coreografía y los problemas que tiene. Ha beneficiado mucho a la danza.

P. ¿Tienes alguna noticia del Ministerio de Cultura?

R. No, no la tengo, pero cuando no han dado señales de vida será porque no le interesa a este nuevo equipo tener una compañía clásica. Cuando llegue el momento ya se verá. Es muy de extrañar que aún no hayan contestado nada. Yo estoy muy bien como estoy y encantado con la compañía que tengo, estoy entusiasmado. La gente de la Comunidad de Madrid es estupenda. Tenemos una Viceconsejera (de Cultura) que es una maravilla, Concha Guerra. Tenemos a un Vicepresidente, estupendo, Ignacio (González). Tenemos a una Presidenta, fantástica. Todos están muy orgullosos de tener su compañía, tanto que han pensado que esta compañía podría ser el embrión del Ballet Nacional. Lo que me extraña es que este equipo nuevo que ha entrado no haya pensado un poco más en las necesidades que puede tener España. Francia, Portugal… todos los países de Europa tienen su compañía nacional. La vida es sabia y si las cosas no fluyen será por algo. 

P. ¿Cómo consigues reconfortarte de la ausencia de amigos como Maurice Béjart, a quien dedicas Beethoven?

R. Maurice ha sido una persona muy importante en mi vida. Fue mi padre, fue mi hermano… fue todo. Yo entré muy jovencito en su compañía, a los 17 años, y Maurice muchas veces me ha tenido que dar un consejo porque no tenía a mis padres. Sobre todo, me enseñó cómo tenía que dirigir. Él fue un ejemplo para todos nosotros. He tenido la gran suerte de haber conocido a este genio de la danza, que hizo que evolucionara. Y si algo tengo de él, alabado sea Dios, ¡qué bonito!

P. ¿Sigues bailando o ya ni en las bodas?

R. Ni en las bodas. Pero bailo con la mente y con el espíritu. Disfruto mucho viendo bailar. Para todo hay una edad y ahora sería ridículo. Tampoco tengo ganas. Sólo he vuelto a salir a petición de Eduardo Lao para el montaje 2 you Maestro, que me dijo que o salía al escenario o no celebrábamos el veinte aniversario de la compañía. Y ahí me tienes en el escenario. Aunque no hago nada porque tendría que haber entrenado duro. Pero sí, la presencia y estar rodeado de mis bailarines, es un gran regalo que he recibido de la vida. La vida es dura, pero si te rodeas de gente que amas y que te aman eso puede ser muy bonito.  Y yo estoy viviendo unos momentos muy felices. 

 

Víctor Ullate y Jacob Hernández tras la entrevista
                        Víctor Ullate y Jacob Hernández tras la entrevista

 

JACOB HERNÁNDEZ

«Lo que más me alegra de mí es que sigo siendo el mismo»

Este joven canario lleva ocho años viviendo en Madrid y el último dedicado en cuerpo y alma al Víctor Ullate Ballet. Dice sentirse muy cómodo trabajando con Ullate como uno de los primeros bailarines de su compañía. Fue concursante de la primera edición del programa Fama ¡a bailar! y es el único participante que trabaja como bailarín profesional fuera de televisión. Sensible, supertrabajador y una bellísima persona. Según Ullate, no se le podría definir mejor.

Jacob Hernández, solista del Víctor Ullate Ballet

Jacob Hernández, solista del Víctor Ullate Ballet

 P. Jacob, ¿cómo te sientes con Beethoven‘?

R. Es una pregunta difícil. Me siento orgulloso del rol que hago, que en realidad son dos, uno, de un niño y otro, de un adulto que trata entre la vida y la muerte. Son muy distintos los dos roles que bailo. Ahora estoy enamorado del segundo movimiento de Beethoven que es el papel del adulto, pero me encanta hacer de niño porque me recuerda a mi infancia y además soy una persona muy alegre y eso me hace sentirme más identificado con el papel del niño.

P. ¿Dónde te encuentras más cómodo en la danza clásica o en la contemporánea?

R. Ni en una ni en otra. Me gusta más un estilo neoclásico como Beethoven que tiene mucha técnica clásica mezclado con matices más contemporáneos. Generalmente, cuando se habla de contemporáneo se piensa en una persona que se arrastra por el suelo y da tres vueltas y cuando se habla de clásico todo el mundo se imagina un tutú. Por eso, prefiero el neoclásico. Es un estilo más libre, con coreografías creadas para ti o ya montadas, pero que en cualquier caso es un placer bailarlas.

P. ¿Cómo supiste que querías ser bailarín?

R. Yo de pequeño quería ser gimnasta. Lo fui en Canarias en el «Club La Playa». Fui campeón de mi categoría y para los campeonatos de España me obligaron a hacer ballet y ahí empezó todo. Dejé la gimnasia deportiva porque suspendí muchas asignaturas y mi madre me quitó. Y continúe haciendo ballet. Inicialmente me llevaban mi padres, ellos nunca han tenido ningún problema con respecto al ballet. Pero después de eso continué yendo a escondidas.

P. ¿Cómo se prepara día a día un bailarín?

R. Con mucho positivismo. Cada mañana me levanto, voy a clase de diez a once y media. Luego, estamos ensayando hasta las cinco y media. Comemos algo rápido en media horita para no perder mucho tiempo. El preparamiento físico es duro. Yo además voy al gimnasio por un tema personal, pero sobre todo para estar más preparado físicamente, poder coger a las chicas en un paso a dos o para poder realizar otros movimientos más duros.

P. ¿Es verdad que para un bailarín «la fama cuesta»?

R. Un bailarín no busca la fama nunca. Baila porque le gusta y le apetece. Buscar la fama es una chorrada para mí y mucha gente pensará lo contrario puesto que hace poco estuve en el programa Fama y salí de la tele, pero yo no salí de la tele. Antes de salir en la tele estudié en Canarias, después me fui a Alemania, he bailado en otras compañías y ahora por suerte estoy aquí. Creo que Víctor no me hubiese seleccionado si no hubiese visto algo en mí.

P. ¿Es difícil hacerse un hueco en el mundo de la danza?

R. Es muy difícil. Creo que lo importante es trabajar para ti mismo. Bailar para ti y para nadie más. Si te gusta bailar te metes a tope en lo que te gusta hacer. Ya luego lo que alcances depende de ti. Si trabajas, llegas como en todos los trabajos, vas ascendiendo poco a poco, dependiendo del curro que hagas.

P. De no ser bailarín, ¿qué serías?

R. Creo que algo que tuviera que ver con el mundo del artisteo. Yo de pequeño soñaba con ser cantante o actor. Siempre me gustó el Derecho también, pero no pude estudiarlo porque era un gandul. Eso o auxiliar de vuelo.

P. ¿Has hecho realidad algún sueño de infancia?

R. Sí, ser bailarín y, sobre todo, seguir siendo yo. Es fácil perderse en el camino y lo que más me alegra de mí es que sigo siendo el mismo.

P. ¿Dónde crees que estarás dentro de diez años?

R. ¡Vaya con la pregunta! Espero estar vivo y seguir igual de joven y guapo (risas). Ojalá que tenga la misma salud, la misma alegría, las mismas ganas de seguir haciendo lo que me gusta, que siga teniendo la misma suerte, que la gente confíe en mí… y que me haga rico (risas). Lo que Dios quiera.

Sentados los tres sobre el suelo del escenario -lo que denota la sencillez de estos dos hombres-, oyendo como el público ocupaba el patio de butacas al otro lado del telón y rodeados de los bailarines de Beethoven, que se relajan y hacen sus últimos estiramientos antes de salir a escena, acabamos la entrevista a la vez que el regidor nos avisa de que quedan menos de tres minutos para que empiece la segunda función del día.

 Gracias, Víctor. Gracias, Jacob por colaborar activamente con www.efectomadrid.com

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