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Excítame

La psicopatía humana explora situaciones sorprendentes y muchas veces desconocidas por el común de los mortales que se enfrentan a ellas como posibles víctimas a pesar de su ignorancia. El musical Excítame pone enfrente del espectador a un psicópata, Richard Loeb, con aires de galán, interpretado por David Tortosa, sin duda uno de los galanes de nuestro teatro contemporáneo que da vida al personaje que le echen. Richard usa sus armas de seducción para conseguir sus fines macabros utilizando a un incauto y enamoradizo Nathan Leopold, al que da vida Alejandro de los Santos, experimentado actor de musicales, lo que de muestra sobradamente sobre las tablas del Fernán Gómez.

Sí, por extraño que parezca, toda esta truculenta historia que mezcla pasión, amor y brotes de locura conforman un musical. Raro, ¿no? Porque los musicales siempre son alegría, luz, felicidad… Este era el riesgo de esta propuesta que ha maridado en perfecta combinación la música con el género negro sobre una historia basada en hechos reales, escrita por Stephen Dolginoff y adaptada en la versión castellana por el dramaturgo Pedro Víllora. José Luis Sixto dirige esta propuesta en la que ha sabido atraer la atención del público para estar pendientes de cada detalle de la historia y hacer que la extraña combinación cumpla con las expectativas de los espectadores interesados por los distintos géneros que encierra “Excítame”.

Calificación: Un musical excepcional lleno de atractivos y con un argumento nada banal.

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¡Edith Piaf vive!

PIAF

Elena Roger da vida a Edith Piaf

Los franceses tienen la buena costumbre, para ellos, de admirarse así mismos más de lo que podría hacerlo nadie. Napoleón instauró firmemente esta seguridad en lo que hacen, dicen y piensan y aún a día de hoy perdura. Esa forma de vida, les lleva a adorar de forma pasional a sus más grandes artistas. Ese es el caso de Edith Piaf. Y así se lo siguen demostrando a la cantante incluso en nuestros días. En la tumba de Edith Piaf, en el cementerio parisino de Père-Lachaise, no hay un solo día en el que no se reciban flores frescas en el recuerdo de quien esparciera la chanson française allende los mares.

En 1963, Edith Piaf moría prematuramente debido a una vida llena de excesos y sufrimientos que Sigue leyendo

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Entrevista a Víctor Ullate Roche

VÍCTOR ULLATE ROCHE

«No podría vivir una monotonía, eso me mataría»

Víctor Ullate Roche lleva muchos años haciendo lo que más le gusta: ser actor. Para él, ser actor significa interpretar bien, cantar fenomenal y bailar a razón de sus genes. El musical parece su medio natural. Ha trabajado en Grease, Cats o La bella y la bestia y ahora triunfa dando vida a Robin, caballero del Rey Arturo en Spamalot. Compagina los escenarios con las clases de baile que imparte en la escuela de su madre, Carmen Roche. 

Víctor Ullate ante el cartel de Spamalot

Víctor Ullate ante el cartel de Spamalot

P. ¿Crees que Robin es el personaje de Spamalot que mejor encaja contigo?

R. En realidad, hay varios que encajan. Yo cuando vi la obra en Barcelona me veía en varios personajes, por ejemplo, me veía en el personaje de Patsy. Es un personaje que me hubiera gustado hacer también. Y aparte de Robin hago otro personaje que a su vez hace cinco personajes. Hace Herbert, la Princesa del castillo, el palmao (el muerto), el historiador que va contando la historia… Yo esos personajes los hago una vez a la semana. Esos personajes los alterno.

P. Tú te pareces en algo a Robin y es que a los dos os gustan los musicales, porque tú ya tienes unos cuantos musicales a tus espaldas…

R. Sí, me gustan mucho el musical desde siempre y eso es una cosa que me asemeja mucho con el personaje, que sueña con un musical. Sueña con bailar, con cantar. También hay algo que nos separa, que no tenemos en común y es que Robin no es nada valiente. Él es un cagao, que en cuanto ve cualquier peligro no sabe cómo afrontarlo. Al igual que Robin, siento esa alegría, esas ganas que tenía yo en este momento por salir al escenario. Esta es un poco la sensación que tiene Robin de descubrir que está descubriéndolo todo.

P. Entonces, ¿tú eres un tío valiente?

R. Sí, sí, si no, no me dedicaría a esto. Hay que ser valiente para dedicarse a esta profesión. Te sientes muy observado. Cuando tienes a mil personas mirándote, evidentemente, hay que tener ese plus de valentía para enfrentarte a un público. Cuando ya tienes muy segura la obra, ya estás debajo de la máscara, del personaje. Pero cuando empiezas estás más vulnerable.

P. ¿Cuál es el atractivo de Spamalot?

R. Tiene muchísimos atractivos. Primeramente, que lo dirige Tricicle. Luego, hay un vestuario divertidísimo. Visualmente, la escenografía luce muchísimo. Los actores. Hay un elenco de actores estupendo. La partitura musical va muy acorde con la situación, con lo que es Spamalot. Es un musical redondo, perfecto, para mi gusto y en clave de comedia.

P. Existen críticas que dicen que los musicales son franquicias de los montajes de Broadway o Londres…

R. Evidentemente que son franquicias. Son musicales que se han hecho fuera y que tienes que comprar el producto tal y como es. Tienes un margen de creatividad y de adaptación. Se tiene que adaptar a la ciudad donde se representa. Pero siempre habrá quien piense que es como un McDonald’s.

P. Este Spamalot, ¿sería lo mismo sin Tricicle?

R. No, no sería lo mismo. Tricicle lleva muchos años dedicándose al espectáculo. Yo les tenía muchísima admiración, me encantan. Siempre que los he visto me ha parecido perfecto lo que han hecho. El ritmo de comedia que tienen ellos es maravilloso. No hay gag que les salga mal. Es como cuando una partitura es perfecta. Poder trabajar con gente que tiene tan claro el ritmo de la comedia, realmente, es un lujazo. Y yo creo que han aportado toda su sabiduría a este montaje.

P. ¿Y sin Víctor Ullate sería lo mismo?

R. No, no sería lo mismo (risas). No, el otro chico lo hacía bien, pero… han mejorado (risas y Víctor se ruboriza).

P. En tu favor diré que, además de todo, en este Spamalot demuestras tus grandes dotes en la danza.

R. Cuando la técnica la tienes, evidentemente, si puedes explotarlo, mejor que mejor.

Víctor Ullate posa junto a un cartel con la fotografía de Fernando Gil, compañeros en Spamalot

Víctor Ullate posa junto a un cartel con la fotografía de Fernando Gil, compañeros en Spamalot

P. ¿Y qué es lo que mejor se te da, cantar, bailar o actuar?

R. Yo creo que actuar porque para mí todo es actuación. Yo empleo mi cuerpo para expresar algo. Todo parte de ahí. Si eso no lo tuviera bastante asimilado no podría desarrollarme en otras facetas. Yo empecé bailando, luego derivé más a la interpretación, en cuanto descubrí que la danza era más que una serie de pasos, que había algo detrás que podía contar una historia. Aunque, realmente, yo me defino como actor.

P. Pero la danza la habías mamado…

R. Sí, sí, desde pequeño. ¡Imagínate! La danza ha sido parte de mi vida.

P. ¿Siempre has bailado, desde pequeño?

R. No desde pequeño no. Pero sí recuerdo como mi madre me llevaba a las clases, a los teatros. Yo pasé mi infancia en los teatros. Uno de los juegos que hacíamos mi hermano y yo era pasar por debajo de las butacas mientras mi madre tomaba notas. ¡Nos llamaban Zipi y Zape!

P. Durante tu formación llegaste a conseguir alguna matrícula de honor…

R. En baile. En baile he tenido mucha facilidad. Ha sido muy divertido, para mí no ha sido sacrificado porque fue creciendo esa vocación por el baile. Hay quien dice que lo pasa mal o que lo vive con complejos, frustaciones… yo no. Yo he sido muy feliz bailando y creo que gracias al baile, descubrí todo lo demás. Por eso, cuando me llegó Fama no era el momento porque estaba dirigiendo mi vida hacia otro lugar, pero cuando llegó pensé en hacerlo por la danza. Para cuidar un poco de la danza en televisión, me daba miedo cómo se tratara.

P. ¿Realmente la fama cuesta?

R. La fama en España cuesta muchísimo, muchísimo. En el baile es muy complicado. De hecho, fíjate lo que han luchado mis padres, y a mi madre la tienen reconocida como una maestra exquisita, pero yo creo que podrían apoyarla más. Tiene una compañía magnífica y haciendo las cosas tan bien como las está haciendo, en otro país la tendrían supercuidada esa compañía. Y si no hubiera sido por la tele yo no sería famoso, me conocería la gente que ve teatro, que le gusta el teatro y la gente de la profesión.

P. ¿Y eso te gusta o te produce cierta rabia?

R. La fama hay que saber utilizarla. Es para que conozcan tu trabajo, para conseguir más trabajos. Cuando no tienes fama siempre tienes que estar llamando a la puerta con tu currículum. La televisión lo que hace es mostrar lo que has hecho. La fama es efímera. Ha sido un momento de mi vida que sí, me han reconocido por la calle, me han pedido autógrafos, pero todo eso se acabará el día de mañana. A no ser que vuelva a trabajar en televisión. Mi profesión, el teatro, no es una profesión de proyección absoluta. Tiene una proyección entre comillas.

P. Llevas un ritmo trepidante en tu vida, ¿qué haces para aguantarlo?

R. Yo me dedico a lo que me gusta. Cuantas más cosas tengo que pensar, más activo estoy, más vivo. Me gusta sentirme así. No podría vivir una monotonía, eso me mataría.

P. Has coincidido con tu padre durante unas semanas en la cartelara de Madrid, ¿cómo lo lleváis, ha habido rivalidad?

R. Nooo. Yo encantado. ¡Ojalá funcionara todo y pudiéramos coincidir más!

P. Recomiéndanos un restaurante de Madrid.

R. El restaurante Arabia que es un restaurante árabe donde se come de maravilla y está lleno de palmeras por dentro. Está en la calle Piamonte. Muy recomendable.

Víctor Ullate Roche sale «pitando» para calentar antes de empezar la función de Spamalot. Ratifico, mientras Víctor abandona la cafetería donde hicimos la entrevista, que la familia Ullate es especial. No sólo por el arte que emana de ellos, sino por la corrección y elegancia en el trato humano. Gracias, Víctor, por velar por bienes comunes como son la danza y la interpretación.

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Spamalot «avasalla» el Lope de Vega de Madrid

Spamalot llega al Teatro Lope de Vega de Madrid con las bendiciones del público de Barcelona, que ya ha disfrutado del montaje, y el éxito cosechado en Estados Unidos desde que se estrenara en 2004. Cóctel de humor y música que tiene como ingredientes la idea original de los británicos Monty Python y la dirección en España de los consagrados Tricicle.

SpamalotAño 932 de nuestro Señor. El Rey Arturo de los britanos decide salir al mundo al encuentro de cuatro caballeros que le acompañarán en sus aventuras y desventuras en busca del Santo Grial. Los afortunados seleccionados recorrerán Europa con el rey, porque no existían territorios más allá, para hacerse con la santa copa que era el tesoro más preciado de la época.

Así contado no dejaría de ser un hecho épico del personaje que más interés atrajo durante el Medievo. Este hecho aumentó la popularidad y la leyenda del Rey Arturo. Pero Spamalot va más allá. Spamalot es mucho más. La conjunción de los Monty Python y Tricicle dan como resultado este musical de locura por las peripecias que viven sus personajes, llegados hasta ellas por el majestuoso guión original basado en la película Monty Python and the Holy Grial y magistralmente adaptado al castellano por Tricicle. La aportación al montaje de connotaciones muy interiorizadas por los españoles, e incluso con referencias muy directas a Madrid, termina de meterse al público en el bolsillo.

Los espectadores disfrutan de un guión fresco, dinámico, hasta inesperado en ciertas escenas, que enlaza a la perfección con las canciones que nos conducen a lo largo de las peripecias de ese Rey Arturo al que da vida Jordi Bosch, que expresa con rotundidad la altivez y soberbia del rey. Este es un Rey Arturo perdido y desbordado por sus obligaciones, que confía y llega a delegar su gobierno en su fiel servidor y chico para todo -lo mismo es su porteador que su caballo- Patsy (Julián Fontalvo quien con esplendor conduce al espectador por los avatares de los personajes).

El Rey Arturo y sus caballeros

El Rey Arturo y sus caballeros

El elenco de artistas sobre el escenario del Lope de Vega de la Gran Vía madrileña es inmejorable. Actores, cantantes y bailarines han sido seleccinados con esmero y delicadeza y eso se transmite cada tarde al subir el telón. Hay que destacar el buen hacer de Fernando Gil en el papel del Lancelot. Gil se mueve en el escenario sin ningún pudor no sólo haciendo lo que mejor sabe hacer, que es interpretar, sino que a pesar de aparentar una desgarbada figura, sorprende al espectador con una buena coordinación en los bailes sobre el escenario y una destacada voz en las canciones que interpreta. Y no se puede dejar de mencionar a Víctor Ullate Roche que, interpretando a Robin, un caballero que sólo sueña con llegar a Broadway -aunque Broadway aún existiera en ese momento-, muestra al público su arte en el baile, en la danza -algunos de sus movimientos en Spamalot son danza en estado puro-, sin que por ello decaiga la interpretación de su personaje y de las divertidas canciones que ofrece. 

Los componentes de la formación Tricicle

Los componentes de la formación Tricicle

Spamalot es un musical entretenido, ágil, cómico, hilarante, con coreografías excepcionales de Francesc Abós y la dirección musical de César Belda. En Spamalot los decorados, la iluminación, el vestuario, que quizá peca de un exceso de lencería fina en escena, parecen directamente traídos de Broadway, donde se estrenó la obra en 2005 y que ha variado muy poco en la versión española. Spamalot recoge en plenitud el espíritu de los Monty Python. Algunas escenas del musical se confunden con escenas de sus películas, y no porque sean una réplica de aquellas sino porque llevan el sello del grupo cómico británico. ¿A quién no chocan los personajes anacrónicos en las películas de los ingleses? Esa es una de las marcas de la casa. Spamalot es un nuevo éxito de Tricicle. Un sello de garantía, de excelencia, de calidad que, como la denominación de origen en los vinos, marca la diferencia entre el buen vino y el vino peleón.

TEATRO LOPE DE VEGA

Gran Vía, 57

Madrid

Entradas en:

Servicaixa

entradas.com

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Bollywoodland. Una historia de amor sin pasión

Cartel BollywoodlandLa cultura india es una de las más seguidas a este lado del continente en las últimas décadas. Aquellos que viajan a la India y conocen su forma de vida vuelven transformados e impregnados de la influencia que deja el país sobre ellos. Los que nunca han viajado hasta allí sienten la curiosidad europea de conocer el estilo, las gentes y el ambiente de un país del lejano oriente.

 

 El musical Bollywoodland nos acerca al colorido de la India a través de la historia de dos jóvenes, Maya y Ajay, que luchan por conseguir mantener su fuerte amor a toda costa, a pesar de las dificultades que se les interponen para disfrutar del futuro en común. Se trata de una de esas historias de amor de toda la vida, de las ideales, pero con sufrimiento, difíciles de encontrar ya en la Europa occidental.

 

 Pocas veces se ve en la cartelera madrileña un montaje interpretado en lengua inglesa. Bollywoodland nos permite disfrutar de una puesta en escena en la lengua en la que fue escrito. También se puede escuchar el hindi en los números musicales de Bollywoodland, llenos de ritmo, colorido y ambiente indio a lo que contribuye en gran medida que las canciones mantengan su idioma original.

 

 Algunas coreografías del musical recuerdan al baile final de la oscarizada película Slumdog Millionaire. No en vano, algunas canciones de Bollywoodland han sido creadas por los mismos compositores que la Academia de Hollywood premió por Slumdog Millionaire

 

 El montaje no cuenta con grandes pretensiones: escenografía extremadamente sencilla, un texto con construcciones gramaticales que rozan lo pueril llegando a inquietar al espectador y una falta general de agarre, de empuje que atraiga la atención del patio de butacas hacia la historia que se representa. Salva la ropa, en la parte interpretativa del espectáculo, el narrador e hilo conductor de la obra, interpretado por el actor español David Pinilla, que proporciona al espectáculo algo de frescura y distensión.

 

 A pesar del título, no se trata de un reflejo de las producciones “bollywoodienses” made in India. Recomendable para los amantes de los musicales y de las coreografías bien acompasadas por el cuerpo de bailarines.

 

 Teatro Compac Gran Vía

Gran Vía, 66

91 541 55 69
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