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Borja Cobeaga: «Cada vez que hablo de Pagafantas siento que estoy haciendo sociología de tres al cuarto»

Borja Cobeaga

«Cada vez que hablo de Pagafantas siento que estoy haciendo sociología de tres al cuarto»

Comenzó a hacer cortos con sus amigos durante la adolescencia porque la chicas del País Vasco le obligaron a buscarse otras aficiones. Es de los pocos españoles que ha paseado por la alfombra roja camino a la entrega de los oscars donde estaba nominado por su corto La primera vez. Después realizó varios programas de televisión. Hace pocos días nos regaló Pagafantas para deleite de los amantes de las buenas comedias. Ahora está «mirando al techo», como él mismo dice, mientras escribe el guión de su siguiente película.  El sábado pasado estuvo en el programa Efecto Madrid de Radio Libertad para contarnos sus vivencias en torno a Pagafantas.

Borja Cobeaga

Borja Cobeaga

P. Borja, ¿en una nube después del estreno de la película?

R. No, con los pies en el suelo. Ya estoy pensando en la siguiente. La verdad es que es una gozada la recepción que está teniendo la película en cuanto a público, que se lo pasa pipa en la sala, y crítica, pero uno hace una peli para poder hacer la siguiente.

P. Entonces, ¿es como si hubieses pasado ya página?

R. Me gustaría. Es mi objetivo, pasar página y ponerme a rodar la siguiente. Estamos escribiendo el guión de la siguiente y esperemos que, de igual manera que este verano está en cartel Pagafantas, dentro de unos meses esté Retrasado, que es el siguiente proyecto.

P. ¿Fue muy difícil que llegase Pagafantas a los cines?

R. No. Es una comedia dirigida al mayor público posible y se hizo de una forma muy industrial y normal, con lo que ya antes de rodar teníamos distribuidora. Yo me siento muy afortunado porque oígo a amigos que viven infiernos personales de tres años de no estrenar la película, de dos años para obtener financiación… y la verdad es que a mí me ha ido todo bastante rodado.

P. No es una comedia al uso, no tiende al chiste fácil…

R. Decir que no es una comedia al uso ¿quiere decir que no tiene gracia? (risas). Yo traté de mostrar las cosas que a mí me hacen gracia, me considero espectador como todo el mundo y el primer espectador de un guión es quien lo escribe. Yo he intentado hacer la película que me gustaría ver a mí en el cine como comedia. Quizá también como soy de educación de colegio de curas no hay chistes de caca-culo-pedo-pis… a mí me encantan esos chistes, pero tengo una represión ahí. Me identifico al cien por cien con el humor de Pagafantas.

P. ¿Es posible la amistad entre hombre y mujer?

R. Cada vez que hablo de la película siento que estoy haciendo sociología de tres al cuarto. Yo no soy ni sociólogo ni antropólogo ni nada. Aunque me encanta hablar de sociología de baratillo.

Borja Cobeaga durante la entrevista en Efecto Madrid de Radio Libertad

Borja Cobeaga durante la entrevista en Efecto Madrid de Radio Libertad

P. ¿Cómo surge el término ‘pagafantas’?

R. Exite el término antes de la película. Es un término muy marginal, que gracias a un vídeo publicado en internet se popularizó. Yo no quería llamar la peli así, pero cuando vi que en Gran Hermano, en una de las últimas ediciones, a un tío le llamaban algo así como Dani, el pagafantas pensé que ya había entrado en el tuétano de la cultura popular.

 P. ¿Tenías claro que Gorka Otxoa era el personaje principal de la película?

R. La verdad que ya había trabajado con Gorka en el programa Vaya semanita, donde hacía mucho de pagafantas, también es amigo mío y yo no quería dar favoritismo ni preferencia. Probé a un montón de actores y el hizo la mejor prueba. Mientras escribíamos el guión Diego (San José) y yo pensábamos mucho en Gorka, en sus gestos… además es que se humilla como quien respira.

P. ¿Hay que haber sido un pagafantas para escribir este guión?

R. Creo que es importante. Gran parte de la película se basa en el realismo muy crudo que tiene, con lo cual yo he tenido que sufrir mucho.

P. ¿Sólo son pagafantas los chicos cuando quieren conseguir a una chica?

R. No, las chicas también son pagafantas con los chicos. Existen los pagafantas gays por lo que me han contado. Y no hay que olvidar a los pagafantas amigos para caer bien, para agradar… lo que distingue a un pagafantas es la humillación.

P. ¿Qué les dirías a todos esos chicos que ahora están siendo pagafantas?

R. Uy, fuera, fuera de ahí. No des ni una oportunidad ni un segundo. Escapa de esa situación porque no te lleva a nada.

P. Pero hay quien lo consigue con la insistencia.

R. Si se consigue por la insistencia, siempre estará bajo unos cimientos débiles.

P. Corre un rumor por Madrid que dice que quisiste enviar a María Asquerino a estudiar su texto del guión a un monasterio tibetano…

R. Sí, tuvo que concentrarse muchísimo. «Eres un pagafantas» es todo lo que dice en la película. Dice el título. Cuando llamé a María para el papel, me dijo que estaba contentísima porque no tenía que estudiar. Además, María ha anunciado que se retira con lo que no sé si ha tocado techo o suelo, pero me encanta que María se retire con Pagafantas. Aparte está estupenda y muy graciosa en la película.

P. ¿Nos puedes decir de qué va tu próxima película?

R. Yo siempre digo que es como Pagafantas, si le sumamos La jungla de cristal.

P. ¿Y de ese cóctel qué sale?

R. Sale un Pagafantas que transcurre en ocho horas en un hotel de aeropuerto donde la gente se queda atrapada por la nieve porque no pueden salir los aviones. Es en Nochevieja y no saben qué hacer. Hay que tomar las uvas, el cotillón… y un chico se reencuentra con la primera novia. Retrasado va de la mitificación de la primera novia.

Puedes escuchar la entrevista completa en Radio Libertad seleccionando sábado 11 entre 19:00 y 20:00.

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El último ‘reality show’

Imagen de la boda de Jade Goody

Imagen de la boda de Jade Goody

La televisión ha ofrecido grandes sorpresas ideando programas que llevaban lo más profundo del ser humano hasta el último extremo. Hoy todo el mundo sabe qué es, en qué consiste y hasta identifica a algún concursante de Gran Hermano, que en su primera edición tenía el interés por saber la reacción del ser humano ante un encierro voluntario con un grupo de desconocidos. Las últimas entregas del programa no han dejado de ser meras emisiones de morbo a raudales.

Como  Gran Hermano, muchos han sido los reality shows que han plagado las televisiones del mundo -la globalización también ha llegado a la televisión y ya no existe esa emoción de viajar al extranjero y ver programas diferentes e impactantes, ya todos son iguales-. La Granja de los famosos, la Isla de los idem, Hotel Glam… perdonen que no sepa los nombres exactos, pero todos saben a qué me refiero.

El Reino Unido, y ya toda Europa, está sumida en la polémica generada por Jade Goody. Concursante de la tercera edición del ‘Gran Hermano’ en su edición británica, ha saltado a las portadas de los periódicos mundiales por hablar públicamente del cáncer de cuello de útero que está acabando con ella. El diagnóstico de la enfermedad corrobora que Jade se encuentra en una fase terminal.

Su fama nació en el Reino Unido no tanto por estar dentro de la casa como concursante como por las manifestaciones que hacía, a saber, desconocer lo que era un espárrago o pensar que Río de Janeiro era una persona. La pobre Jade tuvo la desgracia de nacer en un barrio marginal de Londres y vivir rodeada de drogas -su padre murió de una sobredosis- y de precariedad. Jade no era la única que vivía en ese desconocimiento, probablemente muchos de los vecinos de esta joven de 27 años era tan iletrados como ella. Y eso subió las audiencias. No se buscó el origen del problema ni se trató de poner una solución, no. Sólo se hizo leña del árbol caído.

Imagen de Jade Goody tras la salida de Gran Hermano

Imagen de Jade Goody tras la salida de Gran Hermano

Jade salió de la casa de ‘Gran Hermano’ con una biografía bajo el brazo, un perfume que llevaba su nombre y varios programas dedicados a su vida. Pero esta fama es efímera. Y de nuevo otras declaraciones de la concursante, en la versión británica del ‘Hotel Glam’, en contra de una compañera de concurso de origen hindú, que denotaban ciertas ideas racistas de Jade, le llevaron a caer en el valle de los famosos sin posibilidad de ascenso.

Pero Jade remontó. Esta vez lo hizo desde la desgracia de la enfermedad. De nuevo las críticas contra la joven promesa de la telebasura, de la televisión que no aporta nada y que entontece poco a poco. Se cuestiona que Jade haya vendido la exclusiva de su boda, celebrada esta semana, con su novio Jack Tweedy que acaba de cumplir una condena de cuatro meses por propiciar una paliza a un joven de 16 años. Pero hasta llegar a la boda ha habido un invasión de entrevista y reportajes, con el consetimiento y pago a la joven, sobre la enfermedad y su evolución. Es el camino hacia la muerte retransmitido en televisión. Eso sí, las imágenes de la muerte no se mostrarán, ¡qué moralistas! Goody dice que el dinero que cobra en esta etapa de su vida es para que sus dos hijos puedan vivir dignamente.

Espanta pensar que se haya podido llegar hasta aquí. Da miedo imaginar hasta dónde puede llegar el negocio audiovisual. No hay límites, todo vale bajo el paraguas de «la audiencia es la que manda». Una vez más vuelvo a pensar que la audiencia ve lo que se lo ofrece. Y si se ofreciesen programas que ayudasen a instruir, la audiencia también los seguiría, como sucedía en los comienzos de la televisión. Pero eso ya se ha convertido en utopía.

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