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Historias de Usera

El otro día estaba sentado junto a mi madre en su casa viendo el clasicazo del cine «¿Qué fue de Baby Jane?» cuando el chico de los periódicos que salió en la película le recordó al chaval que pasaba por delante de la ventana de ese mismo salón con un carro lleno de noticias mientras gritaba: «¡El Pueblo, el Pueblo! ¿Con la Narcisa, la madre de El Cordobés!» Que la Narcisa era la madre de El Cordobés era algo que yo tuve asumido durante toda mi infancia ya que desde que puse un pie en este mundo había estado escuchado el relato de aquel día en el que El Cordobés se acercó al barrio de Usera a conocer a la Narcisa, para todo en el barrio, la madre de El Cordobés. El revuelo que se debió montar en Almendrales ya me gustaría a mí a verlo visto por un agujerito. El tiempo me hizo darme cuenta de que la Narcisa sólo fue la madre de El Cordobés en su imaginación. Ella lo sentía como vivo en su pensamiento y el barrio estaba lleno de dudas (¡si salía hasta en el periódico «Pueblo»!) hasta que El Cordobés se personó en la Usera Baja y aclaró que su madre nunca había pisado ese barrio lleno de historias.

historiasdeusera_cartelHistorias de Usera hay miles, por no decir millones. Fernando Sánchez-Cabezudo ha hecho una selección de narraciones que han persistido en ese conjunto de calles y que fue el barrio natal de su sala de teatro, la Sala Kubik, una de las más comprometidas con el buen hacer escénico y que fue el origen de este disfrute teatral para «usereños» y forasteros.

Hacía mucho tiempo que no vivía con tanta impaciencia un estreno teatral. Sabía que escuchar parte de mi imaginario infantil y adolescente en boca de actores a los que admiro me iba a enternecer. No me equivoqué. Reí, reí muchísimo, incluso varias veces fui el único que soltó una carcajada en la sala porque sólo los de «Useras» podemos entender ciertas cosas. Y lloré. Cómo no dejar escapar la emoción reviviendo sobre el escenario los bailes en Copacabana donde tantas celebraciones tuvieron cita, incluida la boda de mis padres.

Ay, Inma (Cuevas), Pilar (Gómez), Jesús (Barranco) y Jose (Troncoso), si antes ya os admiraba, ahora os idolatro. Llevo una semana con vuestras interpretaciones pegadas en la cara interna de mi occipital y no consigo que os vayáis. Transmitís no sólo las «Historias de Usera» sino la historia de un barrio que ha evolucionado en el tiempo, que no deja de hacerlo y que como virtuosos de la escena que sois os situáis igual en los años 60 que en el siglo XXI llenando de verdad a cada personaje sin importar en qué época haya vivido. Hubiese sido feliz de haber podido estar sentado junto a Alfredo Sanzol, Miguel Del Arco, José Padilla, Denise Despeyroux, Alberto Olmos y Albero Sánchez-Cabezuco mientras se empapaban de la vida de Usera contada por sus vecinos como única inspiración para escribir las aventuras y desventuras de un conjunto diverso de personas trasplantadas a tierras del sur de Madrid. Fernando Sánchez-Cabezudo ha sabido guiar a los actores profesionales y a los autóctonos por las huellas de un barrio mediante un trabajo de conservación de esas marcas del tiempo, asegurando un ambiente delicado, acogedor y hogareño para recrear un punto geográfico en el que los detalles nunca han contado demasiado.

«Historias de Usera» son historias de barrio, de pueblo, de ciudad y, sin duda, de vida. Usera es un barrio que ha cambiado mucho desde su fundación, que da giros bruscos que impiden reconocerlo con el paso de los años, pero que sigue siendo hospitalario y acogedor como siempre lo ha sido. No dejen de verla para sentir el calor que transmiten los barrios de Madrid.

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Misántropo

Maravillados han terminado los privilegiados espectadores que ya han podido disfrutar de las pocas funciones que se han representado de “Misántropo” en el Teatro Español. De nuevo la creativa imaginación de Miguel del Arco aporta arte y claridad a un texto clásico de Molière, adaptado a nuestros días con un verso propio del siglo XXI, y lo hace otra vez rodeado casi al completo por el elenco de “La función por hacer” y “Veraneantes”. Se confirma, así, que Kamikaze Producciones es una auténtica simbiosis sobre el escenario donde todos aportan y nadie resta.

Israel Elejalde es el incomprendido, el apartado del mundo, el amargado con el mundo, es Alcestes, el misántropo por excelencia que quiere huir de las redes de la sociedad en la que se siente preso, pero que no deja de caer una y otra vez en ese entramado que le impide escapar. Tratando de transportarlo al mundo de lo simple está su íntimo amigo, Filinto, interpretado por Raúl Prieto, con esa singular forma que él tiene de dar vida a sus personajes y que aquí está contenida, acertadamente, para no caer en la exageración. Manuela Paso es una actriz increíble y una vez más así lo de demuestra. Como Miriam Montilla, discreta como pocas sobre un escenario y aportando sintonía al conjunto. Pero sin duda las dos grandes revelaciones, o mejor dicho, las dos grandes confirmaciones interpretativas de esta producción son Bárbara Lennie y Cristóbal Suárez. Ella, aguanta el tirón de ser la causante de los mayores males del Alcestes, defendiendo ese difícil personaje en el que tiene que dar la justa ración de sentimientos al resto de amigos y a la vez buscar el arrepentimiento por haber dado demasiado. La Lennie no puede tener más verdad en cada palabra y en cada gesto. Él es Oronte, un bufón de nuestros tiempos, uno de tantos que merodean por los círculos de amigos consiguiendo sus seguidores y sus detractores. Cristóbal Suárez, a través de Oronte, aporta uno de los momentos, hay muchos más durante la función, en los que hay que quitarse el sombre ante Miguel del Arco y su clarividencia escénica combinada con la precisión a la hora de llamar la atención del espectador, aportando sin duda la distinción que le caracteriza.

Calificación: Teatro, buen teatro, grandes del teatro.

 

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La función por hacer

Por fin vuelve a Madrid. Lo necesitábamos. “La función por hacer”, esa aclamada versión que Miguel del Arco y Aitor Tejada hicieron como experimento de la obra de Pirandello, “Seis personajes en busca de autor”, vuelve al teatro de la Abadía para disfrute de los madrileños.

Este desconcertante prodigio escénico consigue meterse al público en el bolsillo, transcurridos los primeros minutos en los que la presentación de los personajes descoloca al espectador mientras piensa en qué es lo que va a ver.

La vida vista desde el propio teatro, desde el surrealismo que supone ponerse al nivel de personas que no están, pero cuyos personajes tienen una autenticidad que es pura verdad.

 La dirección de Miguel del Arco en “La función por hacer” le alzó a la cúspide de su profesión en España. Convertir un trabajo que fue creado para ser visto en unas pocas funciones en el hall del Teatro Lara en el máximo exponente del teatro nacional no es por casualidad. El talento y la imaginación bien empleada están detrás del éxito de esta compañía, Kamikaze Producciones. El trabajo espléndido de los seis actores que están en el escenario para interpretar esta función que no tiene final hace que el espectador salga con un puñetazo en el estómago del que cuesta recuperarse.

Impacto y admiración se unen en el sentir de cada uno de aquellos que cada tarde, hasta el 9 de junio, podrán disfrutar de esta magistral obra de teatro que se puede ver en el Teatro de La Abadía. Lección de teatro, de verdad y de vida sobre los escenarios. 

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