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Desde aquí nos acercaremos a personajes destacados y sabremos más sobre ellos

Investigación criminal de la mano del clero

LITERATURA

EL CASO ESTEBAN. Los asesinatos de Aracena

La novela negra es un género que despierta el interés de los más curiosos sin importar su entorno o su condición. Ese es el caso del filósofo y teólogo Fray Antonio de Sevilla que recientemente ha publicado esta novela ambientada en la serranía de Huelva. El caso Esteban cuenta la historia de Carlos, un sacerdote recién ordenado, que es enviado a la Andalucía profunda a investigar el asesinato de un joven acusado de violación. Indagaciones, indicios, sospechas y gente variopinta se dan cita en la novela de Fray Antonio de Sevilla. El autor habló sobre lo divino y lo humano con Efecto Madrid.

Fray Antonio de Sevilla

Fray Antonio de Sevilla

P. ¿Qué mueve a un teólogo a escribir una novela de misterio?

 R. La teología también es misterio, un misterio que trata de vislumbrar una dimensión más profunda que la de la propia naturaleza humana. Ciertamente son misterios distintos. Dice el dicho que se es cocinero antes que fraile, yo en cambio me he interesado por la literatura desde pequeño. Desde que tenía unos 15 años ya escribía con intención de publicar. He tenido que esperar a los 35 para poder hacerlo. Siempre me ha apasionado la literatura, en general, y la de misterio en particular. El problema estribaba en poder compaginar ambas vocaciones, la literaria y la religiosa, tratando de escribir cosas atrayentes para el lector y al mismo tiempo respetuosas con la opinión de mis compañeros de Orden.

 P. ¿En qué se inspira para escribir “El caso Esteban. Los asesinatos de Aracena”?

R. La novela es totalmente ficticia, nada de los hechos principales está basado en sucesos reales, ni antiguos ni recientes. Sólo es una novela policiaca en la que se trata de investigar no sólo las circunstancias que llevaron a cometer esos asesinatos, sino también el proceso interior de los personajes a medida que va avanzando la historia.

 P. La novela transcurre en la serranía de Huelva, ¿cómo ha investigado sobre las costumbres lugareñas?

R. No he tenido que investigar mucho sobre la sierra de Aracena ya que la conozco bien desde niño. La familia de mi padre es de la zona y los veranos solíamos pasarlos por allí. De ahí que haya querido unir en una misma obra mi pasión por la literatura de misterio así como mi admiración por una tierra que tantas satisfacciones me ha dado desde que la conozco.

 P. En Aracena no se habrán ofendido por vincularles a un crimen aunque sea en la ficción…

R. En absoluto. Bien es cierto que en un principio tuve la idea de crear un pueblo imaginario, pero finalmente desistí de ello. Quise ambientarla allí precisamente para dar a conocer más la localidad, la cual es muy atrayente en todos los sentidos.

 P. ¿Por qué un joven sacerdote es enviado a investigar un crimen? ¿No está para eso la policía judicial?

 R. Ciertamente es tarea de la policía la investigación de los crímenes, y aunque no pretendo corregir la labor de nadie me pareció más atrayente que fuera un sacerdote quien atara los cabos sueltos de una investigación que quedó incompleta, más si cabe porque el sacerdote llegó a conocer personalmente a Esteban, de ahí que se vea implicado emocionalmente en ello.

 P. ¿Cree que las costumbres de los pequeños pueblos de España se deben mantener o se debe hacer campaña porque llegue allí también la evolución y no sólo la tecnológica, sino un importante cambio de mentalidad?

R. No debemos considerar que toda costumbre lugareña se deba a un estancamiento de una mentalidad rancia que deba corregirse en función de lo que se piense en una ciudad más poblada y con más oportunidades de modificación de las costumbres. En ese sentido, tal vez los pueblos pequeños pudieran aleccionar en valores a grandes ciudades donde el individuo se difumina en la masa y llega a convertirse en un número más, en un dato estadístico con poca relevancia.

También es cierto que hay cosas que deben evolucionar en los pueblos, ciertamente. Pero ese cambio y continua mejora es algo que nos incumbe a todos, individualmente, independientemente de donde vivamos y de donde seamos.

 P. ¿No teme a las críticas que pueda suscitar que un representante de la Iglesia publique una novela negra?

R. La verdad es que me trae totalmente sin cuidado. Hay opiniones para todos los gustos. Algunos opinan que debemos evolucionar con los tiempos, otros que debemos permanecer como estamos y otros que debemos volver a un pasado más estricto y austero. Como es imposible contentar a todo el mundo, yo he escogido ser feliz haciendo lo que me gusta.

P. ¿Ha encontrado alguna dificultad para la publicación del libro?

R. No tanto por parte de mis superiores como por parte del editor. Fue el editor quien me sugirió que suprimiese algunas partes escabrosas de la novela, con descripciones demasiado directas y precisas. Quizá con razón. Debo tener presente que no sólo soy un escritor que escribe, sino también un fraile que escribe y esto la gente lo tiene especialmente en cuenta. En cuanto a mis superiores, ellos me animan a seguir escribiendo.

 P. ¿Su labor pastoral, su día a día, sería merecedora de una novela?

R. Nunca hay tiempo para el aburrimiento y la ociosidad, que es enemiga de todas las virtudes. Lo cierto es que tengo prácticamente todo mi tiempo ocupado. Desde las 7:30 de la mañana digo misa en un convento de monjas. A las 11:30 la digo en la Macarena. Aparte los rezos de laudes, oficio de lecturas y vísperas con los frailes y las reuniones con grupos de la parroquia, hermandades, predicaciones… El poco tiempo libre de que puedo disponer lo dedico a la lectura y a escribir. Es mi forma de relajarme después de un intenso día de trabajo.

 P. ¿Está preparando algún nuevo trabajo literario?

R. Así es. Estoy en el proceso de documentación de mi siguiente novela. Había pensado continuar una saga con el joven sacerdote de mi primera novela, pero creo que esa idea la mantendré apartada para retomarla más adelante. Continuaré con el género de misterio, pero con nuevos personajes y en una nueva localización, que posiblemente sea en la propia Sevilla la cual conozco bien debido a que es la ciudad donde nací. Por lo general leemos novelas extranjeras ambientadas en ciudades extranjeras cuyos nombres solemos olvidar fácilmente, de ahí mi deseo de crear personajes e historias en mi propia tierra.

Portada de El Caso Esteban. Los asesinatos de Aracena

EL CASO ESTEBAN. LOS ASESINATOS DE ARACENA

Editorial Colección Caleidoscopio

Disponible en Casa del Libro

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Entrevista a Ana Fernández

ANA FERNÁNDEZ

«Miro a los ojos de los madrileños y me miran a los ojos. Eso me encanta»

Ana Fernández se dio a conocer al gran público con la película Solas de Benito Zambrano. Pero sus registros nos se limitan al cine. Su papel de Ruth en Regreso al hogar de Pinter marca su carrera sobre las tablas. Se nota que disfruta y es muy feliz haciendo este personaje. Tiene un aire de mujer tranquila, sosegada, que no se deja llevar por los excesos, lo que le aporta un tinte de intelectualidad y transmite un interés por cultivar el alma.

Ana Fernández en su camerino del Teatro Español

Ana Fernández en su camerino del Teatro Español

P. Ana, ¿cómo es tu personaje en Regreso al hogar?

Interpreto a Ruth que es la mujer de Teddy, que es el hermano mayor que seis años antes se ha marchado a América. Con la llegada de Teddy se desencadenan una serie de explosiones en este entorno familiar. Es una mujer de la que se sabe poco y lo que descubre el espectador es lo que irá contando y lo que irán contando de ella, sobre todo, su marido. Es madre, esposa y una mujer que se fue de un entorno cercarno a esa familia, según dice en un momento de la obra en el que recalca que no nació muy lejos de esa casa. Eso hace pensar que no se trata de algo nuevo para Ruth.

P. ¿La revolución la causa Teddy o la llegada de Ruth?

El principio de la guerra es con Teddy, el hermano mayor, no con ella.

P. ¿Y Ruth sufre ante esta vorágine?

Ella es una mujer capaz de analizar la situación ante la que se encuentra y de manejarla dependiendo de sus intereses, como hacen todos los personajes. Yo pienso que no sólo es una mujer que se deje llevar por la cabeza. Hay una fuerte intuición en lo que hace o no hace, dice o no dice. No es una obra que tenga una presentación clara de los personajes. Son escenas que se cortan y de una escena violenta se pasa a una de café, aunque la tensión esté en el subtexto. No sigue una estructura clásica y eso es lo fantástico de Pinter, que en él se mezclan todos los estilos, incluso hay algo del teatro de absurdo, aunque no la obra plenamente.

P. ¿Es difícil interpretar a un autor como Pinter?

R. Sí, pero es fascinante. Yo estoy encantada, disfrutándolo y muy orgullosa de estar en este montaje. Tener en Madrid una obra como Regreso al hogar es bueno, así como tener de pronto en cartel la obra de un premio nobel de literatura, que este mismo año nos dejó, y que se ha interpretado muy pocas veces en esta ciudad (el autor). Yo creo que es un autor de los grandes.

P. ¿Se siente mucha responsabilidad al interpretar a un premio nobel?

R. La responsabilidad es la misma. Esta obra es muy coral. Creo que en eso (Pinter) también es bastante inteligente. Hay pilares importante como el personaje del padre, Max o el personaje de Lenny. Son los dos jefes de esa manada, pero todos los personajes tienen una importancia y sin uno de ellos la obra no seguiría. Y Pinter en eso ha sido muy generoso con nosotros. En el caso de ella es la única mujer, así que doble regalo para una actriz.

P. ¿Qué simbología tienen las piernas de Ruth en este montaje?

R. Ella está en el imaginario de cada uno y cada uno se imagina la Ruth que quiere y con el espectador pasa lo mismo. Eso es muy lindo para quien la está interpretando. Las piernas son la sensualidad que luego llevan a la sexualidad. Hay mucha sexualidad en la obra también. Ella se maneja en un mundo de hombres, en una cultura machista y ella también tiene una cultura machista.

Ana Fernández

P. Ana, en tu experiencia como actriz cuando interpretas un personaje, ¿lo echas de menos cuando terminas el trabajo?

R. Sí, siempre. En cine me despido dos o tres días antes de acabar el rodaje. Dependiendo de la intensidad… cuando estás interpretando a un protagonista estás mucho más tiempo con él y notas la responsabilidad de otra manera. En cine pueden ser tres meses intensivos de búsqueda y de trabajo sobre un mismo personaje. El personaje de Ruth sé que me va a dejar huella. Es una despedida, dejas el camerino y la convivencia con tus compañeros. Además, Ruth  me permite la sensación de tener poder porque ella lo tiene.

P. ¿Te costaría ‘regresar al hogar’ de tu infancia y dejar Madrid?

R. Yo he descubierto en este tiempo que me voy sintiendo de allí donde estoy. No tengo grandes nostalgias, bueno, eso en mi tierra le dirían ser un poco descastá. Cuando me vine aquí eché de menos mi entorno, mi familia, mi gente, pero a Sevilla no porque sabía que Sevilla estaba ahí y que podría volver. El primer año que pasé en Madrid lo dediqué a descubrir Madrid. Lo pasé mal, no me veía haciéndome mayor aquí, pero porque yo estaba cerrada a una gran ciudad. Y de pronto pensé que era una tontería y el día que me abrí sentí que Madrid se abría para mí. Mi casa ahora está en Madrid. Ahora termino en el teatro y me voy muchos días caminando hasta mi casa. La gente de Madrid es muy agradable. Miro a los ojos y me miran a los ojos y eso me encanta.

P. ¿Qué es lo que más te gusta de Madrid?

R. Puede parecer tópico, pero los cielos de Madrid son impresionantes. Igual que el olor de Sevilla no se puede encontrar en otro sitio, a Madrid le pasa con el cielo. En mi calle, cuando llega el atardecer se ve como el cielo se apodera del asfalto y es impresionante. Y la lluvia. Me gusta mucho la lluvia en Madrid… y ya cuando hace buen tiempo y puedes mojarte y el asfalto está mojado y brillante, me encanta.

P. ¿Qué restaurante de Madrid nos recomendarías?

R. Esta noche voy a Nina. Estoy muy agradecida a ellos porque podemos llegar tarde, cuando salgo de trabajar, y que nos den de cenar y con una sonrisa de oreja a oreja es un gusto. Siempre hay un solomillo de buey cortadito con sal gorda. Sólo por eso merece la pena ir. Aunque en Madrid se come bien en muchos lugares. Por ejemplo, la tortilla. Es difícil encontrar un sitio donde no se coma buena tortilla en Madrid.

Dejamos a Ana meditando sobre su personaje en su camerino del Teatro Español. Ahí ha creado su hogar por una temporada. Las flores frescas no pueden faltar para crear la sensación de un lugar suyo, de intimidad, donde parece que sólo unos pocos afortunados hemos podido acceder. Mil gracias, Ana.

 

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Borja Cobeaga: «Cada vez que hablo de Pagafantas siento que estoy haciendo sociología de tres al cuarto»

Borja Cobeaga

«Cada vez que hablo de Pagafantas siento que estoy haciendo sociología de tres al cuarto»

Comenzó a hacer cortos con sus amigos durante la adolescencia porque la chicas del País Vasco le obligaron a buscarse otras aficiones. Es de los pocos españoles que ha paseado por la alfombra roja camino a la entrega de los oscars donde estaba nominado por su corto La primera vez. Después realizó varios programas de televisión. Hace pocos días nos regaló Pagafantas para deleite de los amantes de las buenas comedias. Ahora está «mirando al techo», como él mismo dice, mientras escribe el guión de su siguiente película.  El sábado pasado estuvo en el programa Efecto Madrid de Radio Libertad para contarnos sus vivencias en torno a Pagafantas.

Borja Cobeaga

Borja Cobeaga

P. Borja, ¿en una nube después del estreno de la película?

R. No, con los pies en el suelo. Ya estoy pensando en la siguiente. La verdad es que es una gozada la recepción que está teniendo la película en cuanto a público, que se lo pasa pipa en la sala, y crítica, pero uno hace una peli para poder hacer la siguiente.

P. Entonces, ¿es como si hubieses pasado ya página?

R. Me gustaría. Es mi objetivo, pasar página y ponerme a rodar la siguiente. Estamos escribiendo el guión de la siguiente y esperemos que, de igual manera que este verano está en cartel Pagafantas, dentro de unos meses esté Retrasado, que es el siguiente proyecto.

P. ¿Fue muy difícil que llegase Pagafantas a los cines?

R. No. Es una comedia dirigida al mayor público posible y se hizo de una forma muy industrial y normal, con lo que ya antes de rodar teníamos distribuidora. Yo me siento muy afortunado porque oígo a amigos que viven infiernos personales de tres años de no estrenar la película, de dos años para obtener financiación… y la verdad es que a mí me ha ido todo bastante rodado.

P. No es una comedia al uso, no tiende al chiste fácil…

R. Decir que no es una comedia al uso ¿quiere decir que no tiene gracia? (risas). Yo traté de mostrar las cosas que a mí me hacen gracia, me considero espectador como todo el mundo y el primer espectador de un guión es quien lo escribe. Yo he intentado hacer la película que me gustaría ver a mí en el cine como comedia. Quizá también como soy de educación de colegio de curas no hay chistes de caca-culo-pedo-pis… a mí me encantan esos chistes, pero tengo una represión ahí. Me identifico al cien por cien con el humor de Pagafantas.

P. ¿Es posible la amistad entre hombre y mujer?

R. Cada vez que hablo de la película siento que estoy haciendo sociología de tres al cuarto. Yo no soy ni sociólogo ni antropólogo ni nada. Aunque me encanta hablar de sociología de baratillo.

Borja Cobeaga durante la entrevista en Efecto Madrid de Radio Libertad

Borja Cobeaga durante la entrevista en Efecto Madrid de Radio Libertad

P. ¿Cómo surge el término ‘pagafantas’?

R. Exite el término antes de la película. Es un término muy marginal, que gracias a un vídeo publicado en internet se popularizó. Yo no quería llamar la peli así, pero cuando vi que en Gran Hermano, en una de las últimas ediciones, a un tío le llamaban algo así como Dani, el pagafantas pensé que ya había entrado en el tuétano de la cultura popular.

 P. ¿Tenías claro que Gorka Otxoa era el personaje principal de la película?

R. La verdad que ya había trabajado con Gorka en el programa Vaya semanita, donde hacía mucho de pagafantas, también es amigo mío y yo no quería dar favoritismo ni preferencia. Probé a un montón de actores y el hizo la mejor prueba. Mientras escribíamos el guión Diego (San José) y yo pensábamos mucho en Gorka, en sus gestos… además es que se humilla como quien respira.

P. ¿Hay que haber sido un pagafantas para escribir este guión?

R. Creo que es importante. Gran parte de la película se basa en el realismo muy crudo que tiene, con lo cual yo he tenido que sufrir mucho.

P. ¿Sólo son pagafantas los chicos cuando quieren conseguir a una chica?

R. No, las chicas también son pagafantas con los chicos. Existen los pagafantas gays por lo que me han contado. Y no hay que olvidar a los pagafantas amigos para caer bien, para agradar… lo que distingue a un pagafantas es la humillación.

P. ¿Qué les dirías a todos esos chicos que ahora están siendo pagafantas?

R. Uy, fuera, fuera de ahí. No des ni una oportunidad ni un segundo. Escapa de esa situación porque no te lleva a nada.

P. Pero hay quien lo consigue con la insistencia.

R. Si se consigue por la insistencia, siempre estará bajo unos cimientos débiles.

P. Corre un rumor por Madrid que dice que quisiste enviar a María Asquerino a estudiar su texto del guión a un monasterio tibetano…

R. Sí, tuvo que concentrarse muchísimo. «Eres un pagafantas» es todo lo que dice en la película. Dice el título. Cuando llamé a María para el papel, me dijo que estaba contentísima porque no tenía que estudiar. Además, María ha anunciado que se retira con lo que no sé si ha tocado techo o suelo, pero me encanta que María se retire con Pagafantas. Aparte está estupenda y muy graciosa en la película.

P. ¿Nos puedes decir de qué va tu próxima película?

R. Yo siempre digo que es como Pagafantas, si le sumamos La jungla de cristal.

P. ¿Y de ese cóctel qué sale?

R. Sale un Pagafantas que transcurre en ocho horas en un hotel de aeropuerto donde la gente se queda atrapada por la nieve porque no pueden salir los aviones. Es en Nochevieja y no saben qué hacer. Hay que tomar las uvas, el cotillón… y un chico se reencuentra con la primera novia. Retrasado va de la mitificación de la primera novia.

Puedes escuchar la entrevista completa en Radio Libertad seleccionando sábado 11 entre 19:00 y 20:00.

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Entrevista a Charo Soriano

Charo Soriano

«A mí me gusta crear los personajes, no sólo decirlos»

Actriz de toda la vida. Dedicada en cuerpo y alma al teatro. Reconoce que si volviera a nacer, volvería a dedicarse al teatro. Sufrió junto a los autores y directores la época de la censura, pero recuerda aquel momento, por su intensidad, como algo especial, «algo tan maravilloso». Tuvo la suerte de ser dirigida por Adolfo Marsillach en la polémica versión del Marat-Sade estrenada en 1968, por la que recibió el Premio de Intepretación en el ciclo de Teatro Latino. También reconocida en el cine donde destacan, entre otros, sus papeles en películas de Saura como El jardín de las delicias, Ana y los lobos o La casa de chivas por la que recibió el Premio del Sindicato del Espectáculo. En el Último viaje de Antonio Machado interpreta magistralmente a la madre amantísima del poeta.

Charo Soriano

La actriz Charo Soriano

P. ¿Qué conclusión saca el espectador de Último viaje de Antonio Machado?

R. La conclusión está muy clara. Es una historia supervisada por Ian Gibson, no hay ningún dato falso. Es un homenaje al exilio que cualquier ser humano en cualquier guerra tiene que dejar su casa, su familia, sus amigos y emprender un éxodo hacia no se sabe qué. En un momento dado a todos nos puede pasar o a cualquiera le pudo pasar. Y, sobre todo, sirve para darse cuenta de lo terrible de una guerra civil, que por desgracia siguen existiendo.

P. ¿Qué es lo más duro del exilio?

R. Yo, afortunadamente, no lo he vivido, pero estar en un país distinto, dejar todo tu mundo, tu vida, tus cosas personales debe ser de un desgarro terrible. Toda una vida que se deja de lado. Esto hace que las personas se sientan perdidas. Más aún si se rodea de las circunstancias que vivió la familia Machado. Antonio sabía que su madre se estaba muriendo y su madre sabía que a Antonio no le quedaba mucho tiempo de vida. La madre tambien sufría porque no sabía dónde estaban dos de sus hijos y además su hijo Manuel se separó de la familia por tener una ideología política distinta.

P. ¿Antonio Machado o su familia se sentirían identificados con la obra?

R. Ha habido parte de la familia que ha contribuido en la elaboración del texto. El otro día vino al teatro un señor que conoció a la familia Machado y cuando me vio salir del teatro me dijo: «¿Eres la madre? Es que en el papel que interpretas estás igual que ella».

P. Sorprende la fortaleza de la madre de Antonio Machado.

R. Es un personaje con una fuerza impresionante aunque en todo momento emana cariño y ternura hacia su hijo enfermo. Ella llega a Francia con una salud más delicada que la de su hijo, pero resiste hasta que muere Antonio. A los tres día fallece ella. Eso me impactó. Si no fuera biográfico, pensaría que el autor se había pasado.

P. ¿La vida de Charo Soriano daría para una obra de teatro?

R. (Risas) Todas las vidas dan para una obra de teatro. Mi vida se ha centrado en el teatro. Si volviera a nacer, volvería a hacer teatro. También me ha gustado mucho el cine que he hecho, pero la pasión es el teatro.

P. ¿Tampoco has resistido a la televisión?

R. Llevo muchos años sin hacer televisión, pero he hecho muchos Estudio 1, que se cuidaban mucho, con muchos ensayos. Aunque la forma de trabajar en televisión ahora no me apasiona. Eso de que te den hoy un personaje y mañana tengas que salir a hacerlo… a mí me gusta crear los personajes, no sólo decirlos. Investigas el personaje y vas trabajando el personaje, estudiando por qué dice cada cosa y cómo se siente para expresarse así. Ese es el placer del teatro. Con la televisión, bueno, consigues popularidad.

P. ¿La popularidad es un placer o cansa?

R. Las dos cosas. Yo siempre he tenido claro que mi vida personal era mía, no quería contársela a un señor que no conocía de nada ni que investigasen sobre mi vida, ¿por qué? Yo a un amigo le cuento todo lo que quiera. Pero al igual que yo no opino de la vida de otros, nadie tiene por qué opinar de mi vida.

P. Comenzaste como meritorio del Teatro Español, ¿te acuerdas aún de aquellos días?

R. Síiii, me encantaba. Entonces había que tener un carnet que se obtenía estudiando tres años en el conservatorio o haciendo en un teatro nueve meses de meritorio para que pudieras trabajar. Todos los días me sentaba en una esquina del Teatro Español y me veía todas la obras. Me las sabía todas de memoria. Cuando terminé hice unos exámenes y quedé la número uno. Entonces se hacía la lectura de los textos con el autor y repartían los personajes. Al primer reparto que fui, para la obra El sexo débil ha hecho gimnasia de Poncela, me parecieron todos los personajes tan importantes que pensé que no había ninguno para mí, pero claro que lo había. Interpreté a una señorita huérfana que viajaba a Italia.

P. Ahora los actores tienen mucha más formación, pero no surgen grandes actores como entonces ¿por qué?

R. Ahora se dicen los personajes, pero no se crean. A mí me gusta crear los personajes, no sólo decirlos.  Yo tuve un profesor que nos decía que cuando se va al teatro y sin conocer a los personajes algo te atrapa de uno de ellos, ese normalmente es el primer actor. En el Último viaje de Antonio Machado ha dado la casualidad de que todos los actores creamos. Y eso se nota cuando el público sale emocionado.

P. Hoy el estreno de Marat-Sade ya no provocaría la revolución que causó cuando se estrenó en 1968 en el Teatro Español.

R. Claro que no. Hoy se puede decir todo y se puede hacer todo, pero en aquellas circunstancias era distinto. Durante la censura había un gran talento para decir las cosas sin decirlas. Había un talento muy agudizado. El estreno del Marat-Sade, dirigida por Adolfo Marsillach fue una noche memorable. Las protestas en la calle, apoyando la obra, fueron tremendas. Gente del partido comunista asistió a la representación y lanzó en el teatro panfletos con sus proclamas. Hubo quien dijo que habíamos pasado a la historia del teatro español porque habría un antes y un después del Marat-Sade. Estuvo sólo tres días en cartel, pero no por el escándalo que se organizó, sino porque estaba previsto así. Después se tenía pensado volver a Madrid, pero el autor, Peter Weiss, ordenó la suspensión de las representaciones como muestra de apoyo a las revueltas estudiantiles del 68.

P. ¿Añoras aquella época?

R. Fue una época preciosa. Las emociones se vivían más intensamente. Era algo tan maravilloso…

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Entrevista a Víctor Ullate y Jacob Hernández

VÍCTOR ULLATE

«La vida es sabia y si las cosas no fluyen será por algo»

El director de la compañía de danza de la Comunidad de Madrid Víctor Ullate Ballet, que acaba de celebrar sus veinte años como formación, recorrerá el país con su último montaje: Beethoven. En su estreno, en el Teatro Compac Gran Vía de Madrid, el patio de butacas en pie ovacionó a Ullate durante varios minutos. Una vida dedicada al ballet con grandes momentos dulces y épocas duras. Muchos triunfos, pocos fracasos. Y una sana obsesión: que España dedique a la danza el lugar que se merece en la cultura. Hace algunas semanas, Ullate presentó ante el Ministerio de Cultura el proyecto global del Ballet Clásico Nacional.

Víctor Ullate

El maestro Víctor Ullate

P. Víctor, ¿el espectáculo Beethoven es un resumen de la obra del autor o Beethoven da para mucho más?

R. Yo he dado todo lo que puedo dar (risas) porque la música es impresionante y me preocupaba no estar a la altura de la música. Cuando las cosas las haces con corazón, con ilusión, como emotividad, las cosas salen. Das lo máximo de ti y a veces tienes la suerte de conseguir tu propósito. El tener años implica más seguridad, saber lo que quieres, lo que no quieres, lo que debes hacer, lo que no debes hacer. No eres tan impulsivo, eres más cerebral, aunque no lo soy (risas), pero piensas más las cosas y sobre todo lo importante es estar bien con uno mismo.

P. ¿La gente que trabaja contigo tiene autonomía? ¿Eduardo Lao tiene autonomía?

R. Perfectamente. Eduardo, aparte de que le quiero mucho, le tengo un gran respeto y una gran admiración. Además tiene una gran autonomía porque es director adjunto de la compañía y lo que él diga también va a misa, no solamente lo que diga yo, sino que lo que diga él para mí es muy importante. Y sobre todo tener a una persona a tu lado que te pueda decir «oye, te estás equivocando» o yo a él, sin ofendernos, sabiendo que es por nuestro bien. Siempre ha estado a mi lado desde bien jovencito. Se sabe mis coreografías mejor que yo.

P. ¿Qué se siente cuando se ve un montaje propio sobre el escenario?

R. En el caso de Beethoven me siento muy halagado de ver que los bailarines dan el cien por cien, que creen, que interpretan, que sienten, que son felices bailando y que el público te halaga. Es algo muy agradable para mí y para los bailarines también.

P. En este momento, ¿es más difícil que los jóvenes bailarines lleguen a triunfar que cuando tú empezabas?

R. Posiblemente. Todo evoluciona. Ahora hay más bailarines, la técnica está más evolucionada, se pide más. Es muy importante la personalidad. Como no tengas una personalidad y te limites a ser un ejecutor, no llegas ni al público ni a un coreógrafo.

P. ¿Te cuesta ser exigente con tus alumnos?

R. Sí, me cuesta porque al principio quería que todos bailasen, quisieran o no. Ahora pienso: «si no trabajan, es que no lo quieren». Siempre está el amor propio del maestro. Si alguien ve a ese alumno y piensa que está estudiando conmigo, lo que quiero es que se note que tiene el sello de la escuela.

P. ¿Los fracasos son más dolorosos cuando se está en la cumbre?

R. Sí, la verdad es que cuando uno empieza, a uno no le conocen y no le exigen. El público no espera de ti. En este caso, el público siempre espera de mí algo más. Tienes que estar en óptimas condiciones físicas y mentales. A veces las ideas te vienen y otras no. Cuando voy a hacer una coreografía a mí me inspira la gente. He estado años sin crear porque los bailarines no me inspiraban. Pero en estos momentos la compañía me inspira.

P. ¿Y qué tal es la relación con tus compañeros, con el resto de grandes bailarines de nuestro país?

R. Como yo, deben estar muy ocupados y entonces nos vemos muy poco. Tengo un gran respeto a Nacho Duato, a José Antonio o María Pagés. A todos los quiero mucho y les deseo lo mejor. Todos estamos en el mismo barco y si no nos ayudamos puede ser patético. Al contrario, me gustaría que hubiese más unión y que todos lucháramos más por esta ilusión que tenemos todos por la danza.

P. Tuviste una adolescencia dura, ¿eso te ha marcado o es algo que ya has olvidado?

R. Todo te marca, claro que sí. Nada es gratis, pero si lo negativo lo haces positivo, eso te sirve. Te sirve para pensar más en los demás, para ponerte en el lugar de los demás, para comprender más a los demás. Yo a los 21 años tuve un accidente terrible y toda mi ilusión se fue al garete. No fue fácil desde que salí de España porque cuando no fue una cosa, fue otra. Pero mereció la pena porque todo ésto lo he sentido después en un escenario. He llorado, he reído y me he vuelto loco en el escenario porque ese momento era mío y lo he disfrutado mucho. Aunque estuviera cansado, salía a dar el todo, a aprovecharlo, a ser feliz.

P. ¿Hubieras preferido que tus hijos fueran abogados o médicos antes que artistas?

R. Nooo. Es un lujo que la vida me ha dado. ¿Tú crees que un abogado es más feliz que un artista? (risas). Es maravilloso ser artista. Además un artista nunca tiene tiempo de aburrirse porque ama tanto el arte que ve arte por todas las partes.

P. ¿Has devuelto ya tu Medalla de Oro a las Bellas Artes?

R. ¿Por? (risas). No, no, no, cuando te ofrecen una medalla así es por algo. Siempre hay injusticias o desacuerdos por parte de otras personas, pero no fue mi caso y lo agradecí muchísimo. Todos los premios que me dan son un regalo, aunque el mejor premio sería que España tuviese muchas compañías y hubiese mucho interés por la danza y que hubiese mucho público de danza, porque a día de hoy, es una minoría. Todavía nos falta mucho. Pero gracias al programa de Fama, los espectadores han podido ver los esfuerzos que hace un bailarín para aprenderse una coreografía y los problemas que tiene. Ha beneficiado mucho a la danza.

P. ¿Tienes alguna noticia del Ministerio de Cultura?

R. No, no la tengo, pero cuando no han dado señales de vida será porque no le interesa a este nuevo equipo tener una compañía clásica. Cuando llegue el momento ya se verá. Es muy de extrañar que aún no hayan contestado nada. Yo estoy muy bien como estoy y encantado con la compañía que tengo, estoy entusiasmado. La gente de la Comunidad de Madrid es estupenda. Tenemos una Viceconsejera (de Cultura) que es una maravilla, Concha Guerra. Tenemos a un Vicepresidente, estupendo, Ignacio (González). Tenemos a una Presidenta, fantástica. Todos están muy orgullosos de tener su compañía, tanto que han pensado que esta compañía podría ser el embrión del Ballet Nacional. Lo que me extraña es que este equipo nuevo que ha entrado no haya pensado un poco más en las necesidades que puede tener España. Francia, Portugal… todos los países de Europa tienen su compañía nacional. La vida es sabia y si las cosas no fluyen será por algo. 

P. ¿Cómo consigues reconfortarte de la ausencia de amigos como Maurice Béjart, a quien dedicas Beethoven?

R. Maurice ha sido una persona muy importante en mi vida. Fue mi padre, fue mi hermano… fue todo. Yo entré muy jovencito en su compañía, a los 17 años, y Maurice muchas veces me ha tenido que dar un consejo porque no tenía a mis padres. Sobre todo, me enseñó cómo tenía que dirigir. Él fue un ejemplo para todos nosotros. He tenido la gran suerte de haber conocido a este genio de la danza, que hizo que evolucionara. Y si algo tengo de él, alabado sea Dios, ¡qué bonito!

P. ¿Sigues bailando o ya ni en las bodas?

R. Ni en las bodas. Pero bailo con la mente y con el espíritu. Disfruto mucho viendo bailar. Para todo hay una edad y ahora sería ridículo. Tampoco tengo ganas. Sólo he vuelto a salir a petición de Eduardo Lao para el montaje 2 you Maestro, que me dijo que o salía al escenario o no celebrábamos el veinte aniversario de la compañía. Y ahí me tienes en el escenario. Aunque no hago nada porque tendría que haber entrenado duro. Pero sí, la presencia y estar rodeado de mis bailarines, es un gran regalo que he recibido de la vida. La vida es dura, pero si te rodeas de gente que amas y que te aman eso puede ser muy bonito.  Y yo estoy viviendo unos momentos muy felices. 

 

Víctor Ullate y Jacob Hernández tras la entrevista
                        Víctor Ullate y Jacob Hernández tras la entrevista

 

JACOB HERNÁNDEZ

«Lo que más me alegra de mí es que sigo siendo el mismo»

Este joven canario lleva ocho años viviendo en Madrid y el último dedicado en cuerpo y alma al Víctor Ullate Ballet. Dice sentirse muy cómodo trabajando con Ullate como uno de los primeros bailarines de su compañía. Fue concursante de la primera edición del programa Fama ¡a bailar! y es el único participante que trabaja como bailarín profesional fuera de televisión. Sensible, supertrabajador y una bellísima persona. Según Ullate, no se le podría definir mejor.

Jacob Hernández, solista del Víctor Ullate Ballet

Jacob Hernández, solista del Víctor Ullate Ballet

 P. Jacob, ¿cómo te sientes con Beethoven‘?

R. Es una pregunta difícil. Me siento orgulloso del rol que hago, que en realidad son dos, uno, de un niño y otro, de un adulto que trata entre la vida y la muerte. Son muy distintos los dos roles que bailo. Ahora estoy enamorado del segundo movimiento de Beethoven que es el papel del adulto, pero me encanta hacer de niño porque me recuerda a mi infancia y además soy una persona muy alegre y eso me hace sentirme más identificado con el papel del niño.

P. ¿Dónde te encuentras más cómodo en la danza clásica o en la contemporánea?

R. Ni en una ni en otra. Me gusta más un estilo neoclásico como Beethoven que tiene mucha técnica clásica mezclado con matices más contemporáneos. Generalmente, cuando se habla de contemporáneo se piensa en una persona que se arrastra por el suelo y da tres vueltas y cuando se habla de clásico todo el mundo se imagina un tutú. Por eso, prefiero el neoclásico. Es un estilo más libre, con coreografías creadas para ti o ya montadas, pero que en cualquier caso es un placer bailarlas.

P. ¿Cómo supiste que querías ser bailarín?

R. Yo de pequeño quería ser gimnasta. Lo fui en Canarias en el «Club La Playa». Fui campeón de mi categoría y para los campeonatos de España me obligaron a hacer ballet y ahí empezó todo. Dejé la gimnasia deportiva porque suspendí muchas asignaturas y mi madre me quitó. Y continúe haciendo ballet. Inicialmente me llevaban mi padres, ellos nunca han tenido ningún problema con respecto al ballet. Pero después de eso continué yendo a escondidas.

P. ¿Cómo se prepara día a día un bailarín?

R. Con mucho positivismo. Cada mañana me levanto, voy a clase de diez a once y media. Luego, estamos ensayando hasta las cinco y media. Comemos algo rápido en media horita para no perder mucho tiempo. El preparamiento físico es duro. Yo además voy al gimnasio por un tema personal, pero sobre todo para estar más preparado físicamente, poder coger a las chicas en un paso a dos o para poder realizar otros movimientos más duros.

P. ¿Es verdad que para un bailarín «la fama cuesta»?

R. Un bailarín no busca la fama nunca. Baila porque le gusta y le apetece. Buscar la fama es una chorrada para mí y mucha gente pensará lo contrario puesto que hace poco estuve en el programa Fama y salí de la tele, pero yo no salí de la tele. Antes de salir en la tele estudié en Canarias, después me fui a Alemania, he bailado en otras compañías y ahora por suerte estoy aquí. Creo que Víctor no me hubiese seleccionado si no hubiese visto algo en mí.

P. ¿Es difícil hacerse un hueco en el mundo de la danza?

R. Es muy difícil. Creo que lo importante es trabajar para ti mismo. Bailar para ti y para nadie más. Si te gusta bailar te metes a tope en lo que te gusta hacer. Ya luego lo que alcances depende de ti. Si trabajas, llegas como en todos los trabajos, vas ascendiendo poco a poco, dependiendo del curro que hagas.

P. De no ser bailarín, ¿qué serías?

R. Creo que algo que tuviera que ver con el mundo del artisteo. Yo de pequeño soñaba con ser cantante o actor. Siempre me gustó el Derecho también, pero no pude estudiarlo porque era un gandul. Eso o auxiliar de vuelo.

P. ¿Has hecho realidad algún sueño de infancia?

R. Sí, ser bailarín y, sobre todo, seguir siendo yo. Es fácil perderse en el camino y lo que más me alegra de mí es que sigo siendo el mismo.

P. ¿Dónde crees que estarás dentro de diez años?

R. ¡Vaya con la pregunta! Espero estar vivo y seguir igual de joven y guapo (risas). Ojalá que tenga la misma salud, la misma alegría, las mismas ganas de seguir haciendo lo que me gusta, que siga teniendo la misma suerte, que la gente confíe en mí… y que me haga rico (risas). Lo que Dios quiera.

Sentados los tres sobre el suelo del escenario -lo que denota la sencillez de estos dos hombres-, oyendo como el público ocupaba el patio de butacas al otro lado del telón y rodeados de los bailarines de Beethoven, que se relajan y hacen sus últimos estiramientos antes de salir a escena, acabamos la entrevista a la vez que el regidor nos avisa de que quedan menos de tres minutos para que empiece la segunda función del día.

 Gracias, Víctor. Gracias, Jacob por colaborar activamente con www.efectomadrid.com

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